viernes, 13 de enero de 2017

EL MISTERIO ESTELAR (Prologo)




EGIPTO 1915.
Transcurría otro día normal en la expedición del equipo americano comandado por el arqueólogo Simon Close en la llanura de Abydos.

El equipo espeleólogo había encontrado varios indicios de lo que pudo ser en tiempo de los grandes faraones una de las mayores poblaciones del antiguo Egipto.
El profesor también tenía la intuición de que lograría encontrar alguna pista sobre el ejército de Cambises.
 
Estaba muy convencido de que en esa misma arena donde buscaban podría encontrar alguna señal que indicara el paradero de dicho ejército.

En el año 523 antes de Cristo un rey persa llamado Cambises envió un ejército de 50000 hombres al oasis de Siwa con la intención de destruir el oráculo de Amón.

Mientras cruzaban el desierto occidental de Egipto aquellos soldados y mercenarios fueron alcanzados por una tormenta de arena y nada más se supo de ellos.
Descubrir hallazgos de que ese ejército podría haber sido real sería el mayor descubrimiento de la historia acerca del antiguo Egipto y la fama y el reconocimiento mundial se centrarían sobre está expedición llenando de gloria y catapultando en la historia al profesor.

Estaba ya anocheciendo cuando de pronto la voz de uno de los integrantes de la expedición sacaba del trance a todos los demás obligándoles a dejar sus trabajos y apresurarse a acudir a la llamada de su compañero. Habían encontrado algo y todos al verlo se quedaron asombrados ya que ante sus ojos se encontraba una especie de sarcófago pero con unos símbolos que nadie nunca antes había visto en la civilización Egipcia.

El profesor se acercó a contemplar esa maravilla que acaban de encontrar. Limpio un poco la arena de encima y enseguida pudo ver que entre esos raros símbolos se encontraba lo que parecía el símbolo del oráculo sagrado de Amón.
Paso su mano por encima cuando de repente una extraña luz empezó a brillar y toda la gente que allí se encontraba pudo ver como el cuerpo del arqueólogo, después de unos segundos, caía a tierra muriendo de forma inexplicable.

A la mañana siguiente el sarcófago fue enterrado de nuevo y la expedición volvió a sus hogares prometiéndose entre ellos no hablar nunca de lo que allí había ocurrido