Sin Luces por la Carretera
Manuel regresaba de su pueblo a altas horas de la
madrugada, antes de llegar a la autopista debía circular varios kilómetros por
carreteras vecinales y comarcales que se encontraban en un estado lamentable.
Además de carecer totalmente de iluminación, las curvas y lo irregular del asfaltado hacían que aventurarse en
ellas de noche fuera jugarse la vida. Mucho mas cuando llevaba casi un día sin
dormir debido a que su “visita al pueblo” se debía al fallecimiento de un tío
lejano pero muy querido por la familia.
Luchando contra el sueño y casi por casualidad,
en unos de los pocos trazados en los que la carretera permitía que la Luna
iluminara la vía, divisó a lo lejos un todo terreno negro que circulaba con las luces apagadas en
sentido contrario al suyo. Se consideró afortunado de no haber impactado
frontalmente con él y pensando que era algún borracho que olvidó encenderlas le
hizo un juego de luces con los faros de larga distancia.
El todo terreno prendió
entonces sus luces de máxima intensidad, era un modelo con unas potentes luces instaladas en la parte superior
del vehículo como los utilizados en algunos safaris de África. Manuel casi se sale de la carretera al ser
deslumbrado por tan potentes “faros”, enfadado empezó a pitar y vociferar toda
clase de insultos por la ventanilla. Lo que no esperaba es que el
todo terreno haciendo un derrape típico de películas
de acción cambiara el sentido de su marcha comenzando a perseguir al coche de
Manuel.
Aterrorizado comenzó a acelerar con la intención
de dejar atrás a su perseguidor. Pero este parecía más veloz y diestro al
volante y aprovechaba la mayor cilindrada de su
vehículo para empujar y golpear el coche del asustado conductor. Hasta que
sucedió lo inevitable, Manuel perdió el control de su vehículo en una curva y tras dar dos vueltas de
campana acabó estrellándose contra un árbol. Al salir por la ventanilla del
coche pensó por un momento que había sido afortunado de sobrevivir al accidente.
Pero su alegría pronto se vio interrumpida cuando al levantar la cabeza observó
como cuatro individuos bajaron del todo terreno con
martillos en la mano…
Al día siguiente la policía encontró el vehículo
a varios metros de la calzada y el cuerpo de Manuel casi irreconocible, machacado a golpes de martillo durante
varios minutos. En el informe policial se advirtió que una vez más una de las
bandas más peligrosas de la zona había vuelto a matar en uno de los ritos de
iniciación a sus nuevos miembros.
Su modus operandi consistía en conducir sin luces por una
carretera secundaria hasta que algún incauto trataba de advertirles haciéndoles
un juego de luces. De este modo elegían a su víctima a la que obligaban a salir
de la carretera o accidentarse para que después el nuevo miembro de la banda le
golpeara hasta la muerte.
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