Un nuevo estudio revela que las ‘carnes momificadas’ encontradas en
las tumbas egipcias como sustento para la otra vida, eran tratadas con
elaborados bálsamos para su preservación.
Cortes de carne momificados son un hallazgo común en los antiguos sepulcros
egipcios. Llegando a datarse hasta restos del 3.300 a.C., esta tradición se
extendió hasta los últimos periodos de momificación del siglo 4 d.C. Por
ejemplo, el famoso rey Tutankamón fue al lugar de su último descanso acompañado
por 48 envases con carne de res y aves de granja.
El tema de las carnes momificadas aún era una materia pendiente de estudio…
hasta ahora. El biogeoquímico Richard Evershed de la Universidad de Bristol y
sus colegas tuvieron curiosidad acerca de cómo eran preparados estos cortes para
su destino de ultratumba, como así también si los métodos utilizados diferían
mucho de aquellos para la momificación de personas o mascotas.
El equipo analizó cuatro muestras de carne momificada archivadas en el Museo
del Cairo y el Británico. El puesto de la muestra más vieja se lo llevó un
costillar de res encontrado en la tumba de Tuyu, una noble egipcia, y su
cortesano Yuya. Este pedazo de carne ha sido datado entre el 1386 a.C y el 1349
a.C.
La segunda muestra fue datada entre el 1064 a.C. y el 948 a.C., y consistía
en carne de ternero encontrada en la tumba de Isetemkheb D, hermana y esposa de
un alto sacerdote de Tebas. Las dos muestras finales eran de la tumba tebana de
una sacerdotisa, Henutmehyt, quien murió alrededor del 1290 a.C. Uno de los
alimentos para el otro mundo hallados en la tumba de Henutmehyt era pato, y el
otro probablemente chivo.
Los investigadores llevaron a cabo un análisis químico de los vendajes y la
carne misma de las cuatro muestras. Los resultados arrojaron la presencia de
grasa animal cubriendo los vendajes sin entrar en contacto con la carne, lo que
indicaría que fueron untados allí como conservante.
El perfil químico más intrigante apareció en el bife momificado. El vendaje
alrededor de la carne de res momificada contenía restos de un elaborado bálsamo
hecho de grasa o aceite y resina de árbol de Pistacia, una pequeña planta
del desierto.
“Esta resina era un ítem de lujo en el antiguo Egipto”, reportó esta semana
Evershed a la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Se utilizaba como incienso y como barniz en ataúdes de alta calidad; pero, como
resina, no formó parte de la momificación
humana hasta al menos 600 años luego de las muertes de Tuyu y Yuya.
“No obstante, tiene sentido el encontrarse con esta sofisticada sustancia de
embalsamamiento en un corte de res”, escribe el equipo de científicos. “Yuya y Tuyu
eran una pareja de mucho poder y los padres de la esposa del faraón Amenhotep
III. Siendo los padres de la reina, seguramente la realeza no escatimó en gastos
a la hora del entierro”.
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