Shelley, a donde vas? – preguntó su amiga con curiosidad, al ver a Shelley cambiandose de ropa.
-Tengo una cita. – contestó sin argumentar mucho.
-Lo conozco?- preguntó su amiga.
-No.
-No quieres decirme con quién vas a salir ésta noche?
-No.
-Por qué?
-Por que no.- contestó Shelley terminando de vestirse.
-Bueno, como no me quieres decir, espero que el chico sea muy amable y bueno contigo…- le dijo Jane con tono sarcastico.
-Gracias, Jane.- Dijo a medio sonreir por el comentario.
-Sabes, Shelley…- lo dijo casi sin pensar- ….nada, olvidalo.
-Que?- preguntó Shelley con curiosidad.
-No te gustaria oir un cuento…..te apuesto a que despues de oirlo no querrás irte.
-Tan bueno es?
-Puede ser.
-Bueno, es corto?
-Siempre mis cuentos son cortos.
-No quiero arruinar mi cita.
-Esta bien.
-Bueno, acomodate bien para empezar el cuento.
-Vamos , no te hagas la interesante.
-Hubiera sido mejor hacer cuentos para dormir, asi podrías tener pesadillas.
Shelley le tiró con una almohada, y las dos comenzaron a reír. Eran
amigas de hace mucho tiempo. Compartían el mismo departamento.
-He aquí la leyenda….
-Leyenda, creí que era un cuento!!
-Si, pero tiene algo de verdad…lo que pasa es que se ha ido distorsionando de generación en generación. Bueno, dejame empezar…
“ Esta es una historia acerca de una hermosa chica llamada Lirio. Era
tan hermosa que los hombres no podían resistirse a ella. Todos se
enamoraban locamente de Lirio. Pero ella en su vanidad, no encontraba el
hombre perfecto. Una noche, en una fiesta de sociedad, conoció a un
joven extremadamente bello. Sus ojos eran azules, como el cielo, su piel
parecía de nacar y tersa, su cabello lacio y negro lo hacía parecer
como una criatura nocturna. Sus manos no lucian manos que hubiera tocado
la tierra, su boca, bien delineada, rosa, se hacia desear con ansiedad.
En fin era un hombre de ensueños. Lirio cayó en su mirada, pero aquel
joven era mucho más vanidoso que ella.
Lirio, lo miraba sin delatarse. Paseaba por sus alrededores para que él
deslizara sus ojos por su cuerpo. Aún así, el joven no hacía el menor
indicio de interes. Lirio cansada, de tanto desdén, decide acercarse a
otro joven, pero sin muchos encantos.
-Buenas noches, caballero… mi nombre es Lirio.
-Buenas noches, hermosa dama. Dejeme presentarme…mi nombre es Elizandro Hieno.
-Raro nombre para un…- se detuvo Lirio para no ser imprudente.
-Digalo, no hay nada de malo en aceptar que soy de clase pobre.
-Disculpe usted, no quise ser grosera, pero es un placer conocerle Sr. Hieno.
-Aunque usted no lo crea, en un tiempo mi familia poseía muchas tierras y
estuvieron en muy buena posición. El nombre Hieno le debe haber
recordado algo.
-Perdone, mi ignorancia…le puedo llamar Elizandro?
-Por supuesto.
-Para decir verdad, no creo recordar ese apellido.
-Bueno, lo que encontrará será incidentes desagradables. Mi padre perdió
su fortuna, al serle infiel a mi madre. El escandalo acabó con ellos.
-Oh!! Lo siento mucho.
-No tiene por qué sentirlo, Lirio. Eso quedó en el pasado.
-Puede usted Don Elizandro Hieno, tomar mi brazo é invitarme a bailar?
-Con tan hermosa dama? Quién no lo ha hecho aún?
Lirio y Elizandro, bailaron hasta el amanecer. Ella encontró en él a un
hombre hermoso de corazón, no perfecto, como ella buscaba, pero era
tierno y muy amable. Aún con esas cualidades, Lirio seguía interesada en
aquel joven, al que no supo su nombre esa noche. Solo quería ser
envidiada si conseguía salir con ese joven.
Elizandro acompaño a Lirio a su casa, y se despidió como un cabellero.
Lirio , subió a su cuarto a soñar con el joven de márfil que había visto
en esa fiesta. Aunque sentía cierta atracción hacía Elizandro.
Lirio soño que era acompañada por el joven misterioso y que la hacia
suya con solo mirarla. Durmió placidamente con ese pensamiento.
Semanas despues, Lirio fué a visitar a la dueña de la casa, donde había
asistido a la fiesta. No pudo más con la curiosidad y le preguntó.
-Doña Rosario, digame una cosa, quién era aquel joven tan apuesto, que estaba en su fiesta aquella noche?
-Sabía que me ibas a preguntar. Ese joven, nadie lo conocía. Solo apareció aquí. Creo que su nombre era Francois D’Thorn.
-Francois D’Thorn? Un nombre francés?
-Así es, querida. Pero nadie tiene idea de quién era.
-Suena interesante.
Lirio, siguió intrigandose cada vez más en ese joven, llamado Francois
D’Thorn. Era raro, por la mezcla que llevaba el nombre y su apellido.
Estaba casi segura que había oido ese apellido en alguna parte. Lirio se
despidió amablemente de Doña Rosario y salió de la inmensa casa.
Paseo por los jardines de la mansión, antes de irse.Llegó hasta un
pequeño banco alrededor de una fuente de agua. Y observó su rostro en
ella. Pensó para sus adentros.
-“ Caramba, Lirio…la verdad es que eres una mujer hermosa”.
-Cierto, es bella la dama.
Lirio se asustó y miró en el reflejo del agua un rostro familiar. Al voltearse, se encontró con el joven deseado.
-Buenas tardes, tenga usted Lirio. – le dijo el joven tomado su mano y besandole con cuidado.
Lirio sonrió y miro su cara en plena luz del dia. Era un joven perfecto y hermoso.
-Buenas tardes , tenga usted Sr….?
-Francois D’Thorn, para servirle.
-Encantada Sr. D’Thorn.
-El placer es mio.Me gustaria dar un paseo con usted , si me lo permite.
-Seria una agradable compañia, de eso no hay duda.
Francois tomó por el brazo a Lirio, terminando el paseo que ella habia
comenzado. Hablaron de tantas cosas , que Lirio le parecieron
fascinantes todas las historias de amor , de guerra, de locura, de todo
lo que le contaba Francois. Luego de estar interminables horas juntos,
él le acompaño al auto.
-Me ha parecido muy interesante su compañia Sr. D’Thorn. Espero que pueda volver a repetirse.
-Será un honor para mí, si usted me permite.
-Mañana en la noche habrá una fiesta en casa de los Jason. Me encantaría ir a ella, con su compañia.
-Delo por hecho. Mañana la recogeré a las siete en punto.
-Pero aún no le he dicho donde vivo.
-No hace falta Madame.
Lirio sonrió, sin prestarle atención a la expresión de Francois. Solo
pensaba en que las otras mujeres la envidiarian a matar, por estar allí
con él.
Entró en su casa, y se delizó en pesamientos sutiles y apasionados con
Francois. Solo la llamada de su ama de llaves la sacó de sus
pensamientos.
-La joven soñadora, parece que encontró al hombre perfecto? No es así, mi querida?
-Si. Así es Lorna. Es perfecto.
-Que pena mi protectora se haya fijado en una perfección sin corazon. El
joven Elizandro ha estado toda la tarde esperandola, para llevarla de
paseo.
-Lorna, Elizandro es un joven encantador, pero no me merece.
-La belleza, se acabará algún dia. Y solo el corazón podrá reemplazarla.
-No digas boberias, Lorna. Francois, es como un dios griego.Y es tan fascinante.
-Solo le digo que tenga cuidado. Nadie sabe de donde salió ese señor. Y
ese apellido me recuerda algo, aunque no tengo claridad en mi memoria.
-No seas asi, Lorna. Imaginate que me proponga matrimonio. Sabes cuantas mujeres se moriran de envidia?
-No, mi señora. Pero no creo que ninguna quiera tener su suerte.
-No sabes de lo que estas hablando. Mejor me voy a dormir, por que mañana habrá una fiesta y Francois se me vendrá a buscar.
Lirio, dejo al ama de llaves con las palabras en la boca. Subió a su
recámara y se tiró en la cama. Dejo su imaginación correr más allá de
los limites.
Lorna, la siguió con la mirada al subir las escaleras, pensando en el
pobre de Elizandro que tenía un corazón noble y estaba empezando a
enamorarse de Lirio. A veces ella resultaba ser tan cruel.
Al despertar al otro dia, Lirio bajó muy animada y llena de ansiedad.
Quería ir a pueblo a comprarse el mejor vestido para lucir esa noche. Al
bajar las escaleras se encontró con Elizandro.
-Elizandro!! Que haces aqui?
-Me preguntaba, si querias ir a pasear conmigo esta hermosa tarde.
-Es que no puedo Elizandro, tengo que ir hacer algunas compras.
-Te puedo acompañar?
-No. No creo Elizandro. Ya tengo una amiga que me acompañará.
-Te podría ayudar a traer…
-No, gracias. Tengo que irme. Luego te veo.
Lirio tomó su abrigo y salio, sin mirar a Elizandro ni por un segundo.
El pobre, se le llenaron los ojos de lágrimas que luchaban por salir. A
Lorna le partió el alma verlo, y lo obligó a sentarse a tomar una
limonada.
-Qué he hecho, para merecer esto? La traté mal en alguna forma?
-No, joven Elizandro. Solo que ha puesto sus ojos en alguien que no lo
merece, siendo hermosa como ella es, y vanidosa , no merece a nadie.
-Pero entonces, por qué se acercó a mi la noche de la fiesta?
-Hay preguntas que es mejor no saber la contestación, joven. Solo le
puedo aconsejar que se aleje de ella sin no quiere sufrir hasta
enloquecer.
El joven Elizandro se hechó a llorar en la falda de Lorna. Se desahogó
lo más que pudo para poder salir con el rostro levantado. Lorna le
acariciaba su cabello como a un niño. Y lo bendijo. Elizandro salió por
la puerta, para no volver jamás.
Lirio llegó llena de paquetes de ropa, sombreros, pendientes, y todo lo
que pudo comprar. Miró a Lorna llena de júbilo por que iba a ser su gran
noche. Lorna solo pudo contestar su saludo y desviar la mirada al otro
lado.
-A ti que te pasa? No me digas que sientes lástima por ese chico? Ya verás, cuando Francois llegue, para que me des la razón.
-No mi niña. La razón me la dará el tiempo. Las apariencias suelen
engañar. Y lo que posiblemente parezca bueno, en el fondo nunca lo es.
-Lorna, siempre te ha gustado quitarme la felicidad, pero esta vez…encontré a mi hombre perfecto.
-Si usted lo dice.
Lirio le dió un beso en la mejilla y salió corriendo escalera arriba. Ya se hacía tarde, y Francois estaba por llegar.
Puntualmente, Francois D’Thorn, llegó a las siete. Tocó la gran puerta
de la casa. Lorna apareció para recibirlo sin mucho entusiasmo.
-Buenas noche, Lorna.
-Buenas……como supo mi nombre?
-La Srta. Lirio estuvo hablando muy bien de usted.
Lorna le dió una mirada penetrante y escrutadora.
-Pase usted y pongase comodo. La Srta. Lirio no tardará en bajar. Desea algo de tomar?
-No, estoy muy bien. Gracias Lorna.
Algo en aquel joven, ponía nerviosa a Lorna. Es acaso que Lirio estaba
tan envuelta en su fantasia que no lo notaba? Ese Francois, era
petulante, engañoso, y su mirada era espeluznante. Su pelo negro lo
hacía mas intimidante todavía.
Francois, notaba las miradas insultantes de Lorna, y las mismas lo divertian.
-Lorna, no suelo ser tan despreciable como usted piensa.
-No he pensado nada, señor.
-Oh, si que lo ha hecho. Desde que entré usted solo me ha estado
examinando. Pero le diré un secreto. Las personas que verdaderamente me
han conocido, no estan en éste pueblo para contarlo.
Lorna, le subió un escalofrio al escuchar eso tan cerca de su rostro.
Algo no le había gustado en el tono que Francois usó. Gracias a que
Lirio bajo en ese momento, Lorna pudo escaparse a la cocina.
-Lorna, me voy!! No me vas despedir??
-Dios la cuide y la proteja, que lo va ha necesitar.
Lirio, se quedo unos segundo pensando en lo que le dijo Lorna desde la
cocina. Se encojió de hombros y pensó que eran cosas de gente mayor.
-Nos vamos, Sr. Francois D’Thorn?
-Con usted, hasta el fin del tiempo.
Se rieron como dos niños complacidos. El la ayudo a subir al auto y se
fueron a la fiesta. Al llegar a la casa de los Jason, la música se
detuvo. Los invitados miraron a Lirio, que sonreia complacida por el
impacto de su presencia. Saludo vanidosamente a todos y luego salió al
balcón.
Francois se acercó a ella y le acarició el cuello. Lirio se dejo llevar
por la sensación abrazadora de la pasión. Al mirar por encima de Lirio,
Francois vió a un joven entre los arbustos espiandolos. No alertó a
Lirio para que no se asustara. Solo cuando Elizandro se dió cuenta de
que Francois lo había sorprendido observando, se escondió y dió rienda
suelta al llanto y a la desesperación, se fue deslizando entre la
arboleda y corrió para hacer desaparecer su angustia. Al ver al joven
salir corriendo, Francois se separó de Lirio.
-Querida, vengo en un instante. Creo que se me olvido algo en el auto.
-Aqui, te espero.
Francois salió de la fiesta sin que nadie lo percibiera.
En el camino, seguía corriendo Elizandro sin poder contener las lágrimas
que derramaba su corazón. Se detuvo al ver una silueta bloquear el
camino.
-Quién está ahi?
-No me reconoces?
-Quién eres??
-Me estuvistes observando hace un rato. Ya no recuerdas?
-Dios mio!...........Ten piedad de mi alma!
Lirio, vió su reloj y se dió cuenta de que Francois no había regresado.
Tardaba más de lo que le había dicho. Así que salió a buscarlo, tal vez
la estaba esperando en los jardines de la casa.
La joven se alejó demasiado de la casa. Se encontraba en una arboleda
muy densa y no encontraba el camino de vuelta. Tratando de adivinar el
regreso, escuchó unos sonidos extraños, como de un animal. Pensó con
horror si se encontraba algún animal salvaje o un lobo y no tendría
ayuda para salvarse. Fué despació y sin hacer ruido abriendo la maleza y
adentrandose para saciar la curiosidad de lo que escuchaba. Entre los
arbustos pudo ver un hombre o algo parecido a un hombre estar en
cuclillas encima de algo. Las nubes se esparcieron dejando la claridad
de la luna hacer su entrada, dando de lleno en la figura que estaba
allí. Lirio enmudeció de terror al ver que era una especie de demonio
devorando a otra persona. Y más aún se horrorizó cuando la luz se posó
en la cara del espectro dejando ver su pelo negro y sus ojos azules, su
cara que ya no era de márfil sino de espanto, y sus manos que se habían
tranformado en garras, sacudiendo al joven Elizandro para sacar la
entrañas de su cuerpo y saciando su hambre infernal.
Lirio salió como pudo, haciendo el menor ruido posible y corrió como una
loca hacia la casa de los Jason. Llegó hasta la puerta y tocó
deseperada mirando hacía atras constantemente, para ver si Francois no
la seguía. La Sra. Jason abrió la puerta saltando de susto, la dejo
pasar y le brindaron algo para tomar.
-Lirio, pero que le ha pasado?
-Dios mio, Francois….Francois…es un demonio!!
-Quién , querida? – le preguntó la Sra. Jason.
-Francois D’Thorn!! Mi acompañante!!
-Querida, has bebido algo esta noche?? Tu llegastes sola, querida….y
hablaste sola toda la noche…todos los invitados lo estaban comentando.
De hecho hasta se sintieron mejor cuando salistes.
-Que llegué sola? Pero el joven que me acompañaba? No lo vieron???
-No querida…estabas sola y bailando sola.Lo siento. Estas segura que
estas bien. Ademas, Lirio, el Sr. Francois D’Thorn desapareció en el
1910 y nunca lo volvieron a ver, dejando una fortuna sin herederos. Su
parientes lejanos se fueron asesinando uno a otros para apoderarse de
las riquezas que poseia el Sr. D’Thorn. Eso es lo que dicen en los
libros de historia de nuestro pueblo. Es que nunca has oido esa
historia?
-N-n-no.
Lirio no se pudo recuperar de saber que se había citado con un engendro
del infierno y había despreciado a la única persona perfecta de alma y
corazón.”
-Lo que Lirio no sabía era que Elizandro era el único heredero de la
fortuna de los D’Thorn, ya que su abuela y esposa del Sr. Francois
D’Thorn, había huido embarazada de la madre de Elizandro.
-Por Dios Jane, como es que te inventas esos cuentos? – le dijo Shelley con un poco de miedo, pero disimulandolo,
-No es un cuento Shelley. Eso pasó aqui mismo en éste pueblo hace más de 90 años.
-No puede ser posible, pero en fin....tengo que irme.
-Bueno, pues que te diviertas mucho.
Shelley escuchó el llamado de un auto avisando que su cita había
llegado. Tomó su bolso de mano y luego abrió la puerta de entrada. Un
caballero muy elegante y asombrosamente hermoso estaba al frente de
ella. Shelly sonrió. Pensó en lo interesante que iba a ser su cita a
ciegas.
-Hola, soy Shelley. Mucho gusto. Espero no defraudarlo, y ser como usted esperaba que era.
-El gusto es mío Shelley.- El caballero tomó su mano y con respeto beso el dorso.- Espero que tampoco la haya defraudado.
-De ninguna manera.
El caballero la tomó del brazo y la llevó hasta un elegante auto, le
abrió la puerta y la ayudo a sentarse. Dio la vuelta y se subió al auto.
La miró con ojos extraños y maliciosos.
-Disculpe, pero no me dijo su nombre.- Le dijo Shelly con una sonrisa especial.
-Es cierto.......Mi nombre es Francois D’Thorn....
La sonrisa de Shelley se borró de su rostro para dar paso a una
expresión de horror. Su boca no pudo generar sonido alguno y sus ojos
quedaron clavados en aquella cara increiblemente hermosa, donde estaban
sus ojos tan claros como la luna y sus boca sedienta de alma, donde
Shelley solo obtuvo un viaje sin regreso hacia el pasado.
Autor: Aida Campos
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