Los científicos nos están advirtiendo que los desastres naturales, como inundaciones, huracanes y tifones, terremotos, sequías o tsunamis azotarán a los países pobres y ricos por igual. Las epidemias de enfermedades infecciosas amenazarán grandes poblaciones e incluso podrían propagarse rápidamente a través de grandes áreas del planeta. La falta de cultivos hará que millones de personas mueran de hambre. Los incendios, la pérdida de la biodiversidad, la destrucción de los bosques, y otros signos de estrés del ecosistema global será la perdición para la raza humana.
Y a esto le debemos sumar el estallido social en todas partes del mundo, algunos previsibles, otros inesperados, dejando a cientos de miles de personas en un estado de miseria y desesperación, lo que provocará olas de migración, superando los recursos financieros necesarios para responder, y que pondrán en jaque a la diplomacia mundial y las capacidades de ayuda. Y no podemos olvidar que la disponibilidad de agua se encontrará bajo los límites en muchos lugares del mundo.
Nuevas condiciones extremas de temperatura y otros fenómenos meteorológicos se registrarán en más y más lugares del planeta. En resumen, millones de personas morirán; otras muchas se verán obligadas a desplazarse; las naciones y las economías mundiales se encontraran al borde del desastre, el apocalipsis en la tierra.
Y debido a este panorama desolador, expertos y científicos se encuentran en una carrera contrarreloj para encontrar una salvación para la humanidad (o para aquellos pocos que se lo puedan permitir). Es por eso que científicos y arquitectos británicos están trabajando en la construcción de una “nave espacial viviente”, como si se tratara de un arca de Noé cósmica que deberá estar preparada en menos de 100 años, tiempo suficiente para llevar a los seres humanos lejos de una Tierra moribunda
Investigadores del Reino Unido, EE.UU., Italia y los Países Bajos están trabajando en el proyecto Persephone, la investigación de nuevas biotecnologías que algún día podrían ayudar a crear una nave espacial autosuficiente para llevar a la gente más allá de nuestro sistema solar.
La nave podría incorporar en su estructura materia orgánica, como algas y suelo artificial, utilizando la energía solar para producir biocombustibles y una fuente sostenible de alimentos. Esta “arca de Noé cósmica” albergará a unos pocos miles de personas con el objetivo de encontrar un nuevo mundo para habitar. Rachel Armstrong, responsable del diseño y profesora en la Universidad de Greenwich, dijo a los medios de comunicación:
“Se trata de desafiar nuestra noción de sostenibilidad y mirar cuáles son las condiciones para la supervivencia y la forma en cómo se adaptarían”.
La arquitectura está dirigida por la empresa AStudio en Waterloo, donde Richard Hyams dirige un equipo de investigación de las estructuras sostenibles.
“Los edificios y las estructuras actuarán como un motor”, dijo Hyams. “¿Podemos crear fachadas que generen su propio combustible, como las algas que produce biocombustibles? ¿Podemos utilizar los residuos para producir metano, podemos reutilizar el agua?”.
“Si la Tierra termina siendo una zona prohibida para los seres humanos debido al cambio climático, la guerra nuclear o biológica, tenemos que preservar la civilización humana. Necesitamos la naturaleza para sobrevivir, así que ¿cómo podemos usar la naturaleza para nuestro beneficio?”
Esto parece indicar que la humanidad se dirige inevitablemente hacia la destrucción donde solo unos pocos podrán sobrevivir en un mundo apocalíptico. Científicos y gobiernos nos demuestran día a día que nuestro futuro está escrito y que nada es casualidad, el mundo se encuentra claramente en el principio del fin de los tiempos y solo se salvará aquel que posea poder y riqueza.
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