Todo comenzó el día miércoles 4 de agosto, papá decido comprar una casa
en una montaña, yo no sabía exactamente para que exactamente pero mi
papá tiene ideas locas desde que mamá nos dejo cuando yo tenía 10 años,
no ha pasado mucho tiempo pues acabo de cumplir 13, mi padre decía que
el fin de semana la pasaríamos por allá, llego el viernes preparamos
nuestras cosas y partimos, al llegar una hermosa mujer, con ojos verdes
nos atendió, mi padre le agradeció y no llevo a nuestro cuarto, no podía
dormir escuchaba ruidos, ruidos extraños que provenían del cuarto de al
lado, decidí ir a investigar, al llegar al cuarto de al lado encontré a
una niña llorando, si, hay estaba con su pelo negro con las manos en la
cara, aun recuerdo esa piel pálida, esa piel, las manos en su cara le
tapaban el rostro, al acercarme la niña dejo de llorar se destapo su
rostro, no podía ser cierto, su rostro estaba desfigurado, quemado,
horrible, fui corriendo con mi padre entre a su alcoba y lo desperté
rápidamente y él me dijo:
-¿Qué te pasa Carlos?
-Papá… ¡hay una niña en el cuarto de al lado, ven!
-Ok, ok
Corrimos al cuarto, la niña había desaparecido, mi papá me dijo que me
fuera a dormir y eso hice al llegar a mi cuarto escuche un grito
desgarrador, era mi padre, en la esquina de su cuarto y en la otra
esquina la niña con un cuchillo en la mano, yo no sabía qué hacer, de
repente sentí un golpe y caí desmayado, amanecía al día siguiente pero
ahora estaba en mi casa, mi padre tiene desde entonces una herida en el
brazo como cortada de cuchillo, el dice que se corto cocinando y dice
que lo que sucedió fue una pesadilla, pero yo no creo eso, un día iba a
la tienda y encontré a aquella chica de la entrada de la cabaña
mirándome fijamente.
Autor: Lagart
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