La combustión espontánea es el supuesto incendio del cuerpo de una
persona sin una fuente de ignición externa fácilmente identificable. La
combustión puede provocar simples quemaduras y ampollas en la piel,
humos, o una incineración completa del cuerpo. Esta última es la forma
más frecuentemente «reconocida» como combustión espontánea. Hay mucha
especulación y controversia sobre la combustión espontánea. No es un
suceso natural comprobado, pero muchas teorías han intentado explicar su
existencia y cómo puede ocurrir. Las dos explicaciones más comúnmente
ofrecidas para explicar las aparentes combustiones espontáneas son el
fuego con efecto mecha y el provocado por la rara descarga estática,
ninguno de los cuales es espontáneo. Aunque puede demostrarse
físicamente que el cuerpo humano contiene suficiente energía almacenada
en forma de grasa y otros tejidos para consumirse completamente, en
circunstancias normales los cuerpos no sostendrán un fuego por sí
mismos.
Hay muchas características que juntas distinguen una presunta combustión espontánea de otros tipos de fuego.
De hecho, es una combinación de todos o la mayoría de los siguientes
factores en una muerte por fuego lo que lleva a proponer en primer
lugar que se trató de una combustión espontánea.
El fuego parece haber sido generado espontáneamente sin ningún medio de una ignición observable.
El daño del fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima.
Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar
intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño. Sin
embargo, esto puede ser una distorsión del proceso de muestreo, dado que
es posible que en otros casos el fuego se extienda y provoque una gran
destrucción de los alrededores (especialmente domésticos).
El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un
incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen
uniformemente por todo el cuerpo. El torso completo y los brazos de la
víctima suelen quedar reducidos a ceniza, mientras la cabeza a veces
sobrevive como un cráneo desnudo y las extremidades inferiores quedan
típicamente intactas.
La mayoría de los presuntos casos de combustión espontánea han
ocurrido bajo techo. De nuevo, esto puede ser una distorsión del proceso
de muestreo.
La temperatura de incineración en los casos de presunta combustión
espontánea es aparentemente mucho más alta que las alcanzadas en
crematorios comerciales alimentados por fuel.
Debido a la alta temperatura pero naturaleza localizada del fuego,
la exposición al aire caliente puede dañar objetos situados en alto
sobre el fuego.
Aparentemente las víctimas pueden ser tanto hombres como mujeres.
En la inmensa mayoría de los presuntos casos, la víctima es anciana.
Los testimonios oculares del proceso real de combustión son raros,
tendiendo a crear suspicacia o incluso confusión sobre supuestos casos
de combustión espontánea. Sin embargo, Heymer ha conjeturado que la
recurrente circunstancia de soledad, o soledad real en presuntas
víctimas de combustión espontánea puede ser significativa. La razón de
la rareza de los testimonios oculares puede, en su opinión, deberse
precisamente a que la combustión espontánea le ocurre a la gente cuando
están solas.
Algunas muertes por presunta combustión espontánea
Robert Francis Bailey
Dr. John Irving Bentley
Alan J. Hinkle
George I. Mott
Mary Hardy Reeser (alias La Mujer Ceniza)
Jeannie Saffin
Henry Thomas
Anne Gertrude Web
Algunos supervivientes de presunta combustión espontánea
Cierto número de personas ha informado que sufrió graves quemaduras
en su cuerpo sin causa aparente. Si no se debe al presunto fenónemo
conocido como combustión espontánea, entonces sería un suceso
estrechamente relacionado.
Algunas de estas personas son:
Jack Angel
Wilfred Gowthorpe
Controversia histórica sobre la combustión espontánea
La idea de que un cuerpo humano puede arder en llamas sin una fuente
externa de combustión no está aceptada por la ciencia establecida. No
se trata de un debate nuevo, sino que tiene varios siglos de antigüedad,
y aún se mantiene.
Explicaciones e hipótesis
A día de hoy las opiniones sobre la combustión espontánea siguen
divididas. Como con cualquier aparente fenómeno paranormal, hay cierto
número de teorías que intentan explicar cómo ocurre la combustión
espontánea. Dichas teorías pueden clasificarse en dos amplios grupos,
que podríamos llamar de mala identificación y de combustión espontánea.
Hipótesis general de mala identificación
Esta hipótesis afirma que todos los casos de presunta combustión
espontánea son simples fuegos normales en los que la causa no ha sido
identificada. Esto no excluye necesariamente el efecto mecha ni la
descarga estática.
Un caso histórico influyente de mala identificación es el de la
condesa Gorlitz[1] . En 1847, el conde Gorlitz llegó a casa (vivía en la
región de Darmstadt) y no pudo encontrar a su esposa. Cuando se forzó
la puerta de su habitación privada se halló su cuerpo parcialmente
incinerado. La habitación había sufrido daños por el fuego y estaba
desordenada, con una puerta y las ventanas rotas. También se halló que
el escritorio se había quemado y su espejo se había roto. Las velas de
la habitación también se habían fundido. Surgió la cuestión de si esta
muerte (en una habitación aparentemente cerrada) había sido provocada
por la combustión espontánea.
Tres años después un hombre llamado Stauff, antiguo sirviente de la
condesa, fue acusado de su asesinato. Fue arrestado, juzgado y
condenado. Stauff confesó que había ido a la habitación de la condesa y
que al ver joyas y dinero allí sintió tentaciones. La condesa regresó
inesperadamente y le sorprendió con las manos en la masa. En la
subsiguiente pelea, Stauff la estranguló. Para encubrir su crimen,
amontonó objetos combustibles sobre el escritorio y les prendió fuego.
Su intención fue destruir toda la habitación.
Éste es un caso claro de un asesino intentando borrar sus huellas,
pero la hipótesis de mala identificación no propone una única causa para
las presuntas combustiones espontáneas. En lugar de ello, la teoría
sostiene que cierto número de casos de incendios sin resolver han
forjado el mito predominante de la combustión espontánea.
En tiempos modernos, Beard y Drysdale[2] citan el siguiente ejemplo de mala identificación:
«Un hombre anónimo dejaba su lugar de trabajo (presumiblemente un
garaje o similar, por razones que quedarán claras inmediatamente) cuando
encendió un cigarrillo y quedó inmediatamente envuelto en llamas.
Resultó que la víctima había tenido la costumbre de usar aire comprimido
para limpiar sus ropas de restos de basura. En esa ocasión la víctima
había usado accidentalmente oxígeno puro, incrementando temporalmente
(pero enormemente) la inflamabilidad de su ropa.»
Dentro de la hipótesis de mala identificación hay dos corrientes de
opinión principales, que no se excluyen mutuamente. Suele aludirse a
ellas como las teorías del efecto mecha y de la descarga estática.
El efecto mecha
El efecto mecha es un fenómeno demostrado que puede ocurrir bajo
ciertas condiciones, ha sido observado minuciosamente y reproduce
totalmente las características de las supuestas combustiones
espontáneas. Consiste en una combustión lenta en la que una persona
resulta quemada por su propia grasa tras haber sido prendida,
accidentalmente o de otra forma. Un cuerpo humano vestido o sobre un
material poroso se comporta como una vela vuelta del revés: la fuente de
combustible (grasa humana) está dentro y la mecha está fuera (las ropas
de la víctima y una base porosa: una alfombra o moqueta, la cama, hojas
secas, etc). Se produce así un suministro constante de combustible, a
medida que la grasa que se derrite empapa las ropas de la víctima y el
medio poroso. La grasa contiene una gran cantidad de energía debido a la
presencia en ella de largas cadenas de hidrocarbonos.
El Dr. JD DeHaan del Instituto Criminalista de California, un
experto forense en incendios y autoridad sobre el efecto mecha, ha
estudiado, explicado y reproducido el efecto con éxito y divulgado sus experimentos en documentales para la BBC y National Geographic Channel
. El interés de DeHaan por el fenómeno surgió al hallar en su trabajo
forense el primer caso documentado en progreso de combustión humana por
efecto mecha (un intento criminal de incineración del cuerpo del delito
en una zona boscosa cuyo suelo vegetal actuó de "mecha".
En el caso de Henry Thomas, Heymer publicó en la revista New
Scientist[5] una descripción de la escena y sus propias preguntas sobre
lo que sospechaba que era un caso de combustión espontánea. En el
siguiente número de la misma se publicó una refutación a cargo de David
J.X. Halliday, de la Unidad de Investigación de Incendios de la Fuerza
de Policía Metropolitana, afirmando entre otras cosas:
«Este proceso, que yo prefiero llamar combustión prolongada, suele
alimentarse de la grasa que el fuego extrae del cuerpo. No es
coincidencia que en muchos de los casos esta unidad haya encontrado que
la víctima era obesa, y que siempre pasa mucho tiempo hasta que se
descubra el fuego.»
«La verdad es que los ejemplos de combustión prolongada son raros,
pero esto no debería ser considerado como prueba de que una fuente de
ignición inusual está involucrada. De hecho, todos los casos
investigados por esa unidad han sido resueltos a gusto de los jueces sin
recurrir a la excusa de la combustión "espontánea".»[6]
La hipótesis del fuego por descarga estática
Esta hipótesis afirma que bajo ciertas circunstancias la
electricidad estática sube hasta niveles tan peligrosos en el cuerpo
humano que una descarga en forma de chispa puede prender las ropas.
Un shock eléctrico estático perceptible creado al realizar ciertas
actividades mide típicamente 3.000 voltios. La carga eléctrica puede
subir a niveles muchos más altos dependiendo de otras condiciones tales
como la humedad. Caminar por una alfombra puede crear una diferencia de
potencial de 1.500 a 35.000 voltios.
Las descargas de electricidad estática pueden prender los gases de
hidrocarburos en las gasolineras, y son una de las posibles causas de
explosiones en las mismas que popular pero erróneamente se creen
causadas por las radiaciones de los teléfonos móviles. El 70% de estos
sucesos ocurren en un clima frío y seco, que favorece la carga de
electricidad estática.
El fenómeno de enormes cargas estáticas en cuerpos humanos fue
advertido por primera vez por el profesor Robin Beach del Instituto
Politécnico de Brooklyn. El profesor Beach creía que alguna gente podía
llegar a acumular la suficiente carga estática como para prender
materiales inflamables al contacto con su cuerpo. Aunque propuso esto
como una posible causa para los casos de combustión espontánea, Beach no
creía que hubiera una relación con la presunta combustión espontánea
genuina, puesto que ninguna forma conocida de descarga electrostática
podría hacer que los tejidos de cuerpo humano ardiesen. Sí creía que una
descarga estática lo suficientemente fuerte podía provocar la ignición
de polvo o pelusa en la ropa.
John E. Heymer da en su libro The Entrancing Flame dos ejemplos de
supervivientes de descargas estáticas potencialmente fatales, ambos con
testimonios oculares. Los testimonios aparecen como declaraciones
escritas y firmadas, omitiendo algunos detalles para preservar la
intimidad de los testigos. Dichos casos son:
Debbie Clark[7] , quien en septiembre de 1985 observó que ráfagas de luz azul emanaban ocasionalmente de su cuerpo.
Susan Motteshead[8] , quien en el invierno de 1980 sufrió un incendio espontáneo de sus ropas, según el testimonio de su hija.
Conjeturas sobre la combustión espontánea Los
partidarios de la combustión espontánea mantienen que la causa de la
misma no es ninguna de las expuestas anteriormente, sino que es un
fenómeno discreto y genuino en el cual la carne del cuerpo humano se
incendia sin ninguna causa externa.
El grupo de teorías de la combustión espontánea se divide en dos: las sobrenaturales y las no-sobrenaturales.
Los partidarios de las teorías sobrenaturales creen que la causa de
la combustión espontánea está casi seguramente más allá de la
comprensión humana. Plantean varias conjeturas, que incluyen
polstergeists, ira divina, etcétera, las cuales no se considerarán por
separado aquí.
Los partidarios de las teorías no sobrenaturales creen que la
combustión espontánea es un fenómeno que actualmente es o será
comprensible.
Prácticamente no existe consenso general entre los que defienden
este tipo de conjeturas. Más aún, existe muy poco consenso entre los que
defienden este tipo de posturas y los escépticos.
A continuación, se discute brevemente sobre algunos de estos defensores:
John E. Heymer y su libro The Entrancing Flame
Descrito por Joe Nickell como un «minero inglés convertido en
guardia», John E. Heymer escribió en 1996 un libro titulado The
Entrancing Flame (en inglés «La llama fascinante» o «La llama
encantadora», que en realidad es un juego de palabras).
El libro se titula así por la conclusión deductiva a la que el autor
ha llegado tras examinar varios casos: que las víctimas de combustión
espontánea son personas solitarias que caen en trance inmediatamente
antes de la incineración
Heymer sugiere que en estas personas con desequilibrios emocionales,
un proceso psicosomático puede disparar una reacción en cadena
liberando hidrógeno y oxígeno dentro del cuerpo, detonando una reacción
en cadena de explosiones mitocondriales. Las teorías de Heymer han
encontrado muy poco apoyo. A su vez, han llevado a confusión: Ian
Simmons, en una crítica del libro The Entrancing Flame, criticó a Heymer
de la siguiente manera: «Parece estar bajo la ilusión de que el
hidrógeno y el oxígeno existen como gases en la mitocondria celular y
por lo tanto vulnerables a la ignición, que de hecho, no es el caso.»[9]
Larry Arnold y el pyroton
Larry Arnold es un investigador privado, que ha dedicado una gran
parte de su tiempo a la controversia de la combustión espontánea. Es el
director de una organización llamada ParaScience International[1].
En su libro de 1995 sobre la combustión espontánea titulado Ablaze!
(¡En llamas!) especula con la existencia de una partícula subatómica aún
desconocida a la que se refiere como pyroton, que sería emitida en los
rayos cósmicos. Normalmente esta partícula pasaría a través del cuerpo
sin interactuar con él, como un neutrino, pero ocasionalmente, al
colisionar con un núcleo celular podría desatar una reacción en cadena
que destruye el cuerpo por completo.
Las reacciones frente a su teoría son casi unánimemente negativas.
En 1996, en un artículo de Fortean Times, Ian Simmons dijo: «No hay,
sin embargo, ninguna evidencia para tal partícula e inventarla
simplemente para explicar la combustión espontánea no es buen candidato
para explicar el fenómeno.»[9]
Uso en la ficción escrita
La combustión espontánea humana es ocasionalmente usada en las obras de ficción:
Charles Dickens la usó como un recurso argumental en su novela Casa
desolada (1853), lo que atrajo la atención sobre el fenómeno.
En la novela de Madison Smartt Bell Esperando el fin del mundo el protagonista muere por combustión espontánea.
En el relato de Herman Melville Redburn aparece un marinero que arde, quizás debido a su abuso del alcohol.
En la novela de Douglas Preston y Lincoln Child Brimstone hay algunos asesinados que incluyen la combustión espontánea.
En la novela de Julio Verne Cinco semanas en globo, el cacique de una tribu africana muere por combustión espontánea.
La combustión espontánea es también usada en películas y programas de televisión populares:
En dos episodios de la serie Buffy Cazavampiros mueren personas por
combustión espontánea. 1x03 La bruja (Una animadora a causa de un
hechizo realizado por una bruja que aspira a ser animadora.) y 6x07 Una
vez más con sentimiento (En el que los habitantes de Sunnydale, debido a
la invocación de un demonio, bailan y cantan y, posteriormente, arden
de forma espontánea.)
En un episodio de la telecomedia de la BBC Enano Rojo titulado
Confianza y paranoia se informa al protagonista, Dave Lister, de que un
comandante anterior de Varsovia ardió espontáneamente. Dave se contagia
entonces de un virus que materializa sus pensamientos inconscientes, lo
que provoca que el comandante de Varsovia aparezca en la nave y luego
explote.
Las letras de las canciones Pardon Me de la banda Incubus y 3 verses
de Eminem hacen referencia a la combustión espontánea. La canción Fire
of Unknown Origin de Blue Oyster Cult también se refiere a este
fenómeno.
La serie de televisión Picket Fences incluyó un episodio en el que un personaje habitual moría de esta forma.
El experimento del efecto mecha fue reconstruido en el episodio Face
Lift de la serie de televisión CSI, así como en el programa dramático
japonés Investigator Mariko.
La película This Is Spinal Tap incluye varias referencias a la
combustión espontánea humana, pues dos de los baterías de la banda
ficticia «explotaron sobre el escenario», en palabras de la propia
banda.
La película Combustión espontánea (1990) protagonizada por Brad
Dourif hace referencia a muchos hechos que han sido advertidos en casos
de combustión espontánea. Por razones relevantes para la trama, la causa
del fenómeno se atribuye en la película a envenenamiento por radiación y
a una droga que supuestamente contrarresta los efectos de la misma.
En el 2º episodio de la 3ª temporada de South Park, titulado
Combustión espontánea, algunos de los vecinos de la ciudad mueren por
combustión espontánea al contener en exceso sus pedos.
En la película Como Dios, Evan se prende fuego en el pelo mientras hace una noticia.
El presentador original de la serie de animación con plastilina de
la MTV Celebrity Deathmatch, Stacey Cornbread, murió de esta forma.
En el episodio Death Defying de la serie de Showtime Dead Like Me,
Daisy consigue un hombre que entonces muere de combustión espontánea.
En el episodio 12 de la 1ª temporada de Expediente X, titulado
Fuego, el villano (¿un guerrillero del IRA?) tenía la habilidad de
controlar su propia combustión espontánea y la usaba para cometer
asesinatos, haciéndolos parecer accidentes con fuego inusuales pero
naturales. Le llamaban un «asesino pirocinético» en lugar de referirse a
la combustión espontánea. En la serie se investigaron posibles casos de
combustión espontánea en al menos otros dos episodios, sugieriendo
Mulder en uno dicho fenómeno, lo que Scully desdeña. En otro es Scully
quien propone una posible combustión espontánea, desdeñándolo esta vez
Mulder, respondiendo Scully que hay registrados casos sin explicar
altamente documentados. (Ambas investigaciones terminan demostrando que
las muertes fueron causadas por otros medios.)
La canción The Truth Of Spontaneous Human Combustion de Busdriver
contiene un fragmento de un programa de televisión del Discovery Channel
discutiendo los efectos de la combustión espontánea.
En una tira de Calvin y Hobbes, Calvin le pregunta a su padre si la gente puede arder espontáneamente.
En el juego de RPG Parasite Eve de Squaresoft, todo comienza en un
teatro donde todos los espectadores, exceptuando a Aya, la protagonista,
y a Eve, la cantante, mueren de combustión espontánea. Luego todo
indica que Eve y Aya tenían mitocondrias especiales con la capacidad de
dar órdenes a las mitocondrias normales, ordenándoles que quemarse.
En el 10º capítulo de la 3ª temporada de Padre de Familia, Peter
Griffin arde en una combustión espontánea en la imaginación de Stewie.
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