Japón es una nación con muchas preocupaciones, como el actual conflicto con Corea del Norte, las armas de destrucción masiva, los mega-terremotos y los conflictos territoriales latentes. Pero al parecer hay otra cuestión que tiene preocupado al primer ministro de Japón, los fantasmas. El líder conservador Shinzō Abe asumió el cargo en diciembre, pero aún no se ha trasladado a la vivienda oficial en el centro de Tokio, un hecho que nunca había pasado en la historia, porque al parecer la residencia oficial ocurren gran cantidad de fenómenos paranormales, según informaron los medios de comunicación locales. Debido a este rumor, el primer ministro Shinzō Abe se vio obligó a tomar la decisión inusual de emitir una declaración oficial negando los rumores persistentes por los cuales aún no se ha trasladado a la residencia oficial.
El asunto fue llevado a la luz pública por un parlamentario de la oposición que cuestionaban si el Sr. Abe sería capaz de responder rápidamente a las emergencias, si no residía en la residencia oficial, que se encuentra justo al lado de su oficina ejecutiva. En una carta al gabinete, le preguntó:
La respuesta emitida por el gabinete de Abe decía:
“Nosotros no asentimos a lo que usted dice. El cargo de primer ministro es un puesto con mucha presión. Así que el primer ministro debe trabajar en lo que él considera el mejor ambiente para su función”.
Pero esta no es la primera vez que la residencia del primer ministro, conocido como el Kotei, ha estado en el centro de la especulación sobrenatural. Se conoce que varios de los ex primeros ministros han sido testigos de fenómenos inusuales mientras vivía en la propiedad, que fue el escenario de revueltas, ocupaciones rebeldes y asesinatos políticos, incluyendo el asesinato de un primer ministro en la década de 1930. Además varias primeras damas japonesas también se han negado a residir en la casa.
Pero la realidad es que la residencia tiene un pasado manchado de sangre, en mayo de 1932 tuvo lugar una revuelta dentro de la misma propiedad dirigido por oficiales de la Armada, que tuvo como resultado el asesinato de Inukai Tsuyoshi, el entonces primer ministro, antes de que los secuestradores se entregaran a la policía militar.
La misma residencia oficial fue ocupada por las tropas rebeldes durante cuatro días en 1936 después de 1.400 de ellos irrumpieron en el distrito gubernamental de Tokio, lo que resultó en la muerte de varios líderes políticos.
Jun’ichirō Koizumi, un ex-primer ministro, se vio obligado a comentar sobre los fenómenos paranormales, quien dijo en una prensa durante su mandato: “Yo nunca he visto a ningún fantasma, aunque sí que han pasado cosas extrañas”.
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