sábado, 16 de noviembre de 2013

Buscando Exoplanetas

En la incansable búsqueda de vida en otros mundos, un grupo de astrónomos ha modelado cómo serían los potenciales planetas alienígenas utilizando la historia biológica de la Tierra como marco de referencia. A partir de eso han determinado que si estamos dispuestos a encontrar vida biológica extraterrestre primitiva, debemos afinar nuestra búsqueda al color púrpura.
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Sin tomar en cuenta el asunto de las visitas extraterrestres a nuestro hogar en la Vía Láctea, pues eso implica un vapuleo a nuestro ego colectivo como especie que el establishment científico no está dispuesto a aceptar, los últimos descubrimientos de exoplanetas en zonas de habitabilidad parecen rezagar a la pregunta “¿Estamos solos?” hacia el campo de lo científicamente obsoleto.
Es inevitable que pronto descubramos nuevos mundos alienígenas de características y dimensiones parecidas a la Tierra y orbitando una estrella como el Sol, o dos… ya que el 25% de las estrellas como el sol (y el 50% de enanas rojas) pertenecen a sistemas binarios donde además, según algunos científicos, las probabilidades para el desarrollo y evolución de vida inteligente aumentarían.
Pero, ¿estamos buscando mundos con las mismas características que nuestro planeta en el presente? ¿Acaso no es mejor ampliar el espectro a la búsqueda de un planeta como la Tierra en cualquiera de sus eras? Después de todo la Tierra ha estado girando por más de 4.500 millones de años, entonces ¿cuándo hubiera sido más fácil para una civilización alienígena el detectar vida terrícola y cuáles serían sus parámetros para lograrlo?
“Claramente lo que conocemos sobre nuestro planeta nos sirve de guía para la caracterización de pequeños mundos rocosos en zonas de habitabilidad, pero la Tierra ha estado habitada por al menos 3.8 (billones de años), y su apariencia ha cambiado a través del tiempo”, escribe el equipo de científicos liderado por Esther Sanromá del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), España, en un artículo recientemente aceptado para su publicación en el Astrophysical Journal.
Hace 3 mil millones de años, durante el Eón Arcaico, la Tierra estuvo dominada por una bacteria púrpura, un microorganismo fotosintético que habitó la tierra y los mares primigenios. Estos organismos daban una señal inequívoca que la Tierra estaba llena de una forma básica de la vida.
Considerando las diferentes distribuciones de este microbio a lo largo y ancho del planeta, el equipo de Sanromá utilizó un modelo de transferencia radiativa para “simular la radiación visible y cercana al infrarrojo reflejada por nuestro planeta”. Las conclusiones fueron que por medio de observaciones fotométricas multicolor, hipotéticos buscadores alienígenas habrían sido capaces de “distinguir entre una Tierra arcaica plena de bacteria púrpura en vastas extensiones del planeta, y una Tierra actual con continentes cubiertos por desiertos, vegetación y alfombras microbianas”.

Al buscar un planeta homólogo al nuestro, los investigadores sugieren a los cazadores de exoplanetas estar atentos, porque quizás no se encuentren con mundos rocosos modernos, sino con mundos dominados por bacteria púrpura con una distintiva firma fotométrica parecida a aquella de la Tierra del Eón Arcaico.

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