En la incansable búsqueda de vida en otros mundos, un grupo de
astrónomos ha modelado cómo serían los potenciales planetas alienígenas
utilizando la historia biológica de la Tierra como marco de referencia. A partir
de eso han determinado que si estamos dispuestos a encontrar vida biológica
extraterrestre primitiva, debemos afinar nuestra búsqueda al color
púrpura.
Sin tomar en cuenta el asunto de las visitas extraterrestres a nuestro hogar
en la Vía Láctea, pues eso implica un vapuleo a nuestro ego colectivo como
especie que el establishment científico no está dispuesto a aceptar, los últimos
descubrimientos de exoplanetas en zonas de habitabilidad parecen rezagar a la
pregunta “¿Estamos solos?” hacia el campo de lo científicamente obsoleto.
Es inevitable que pronto descubramos nuevos mundos alienígenas de
características y dimensiones parecidas a la Tierra y orbitando una estrella
como el Sol, o dos… ya que el 25% de las estrellas como el sol (y el 50% de
enanas rojas) pertenecen a sistemas binarios donde además, según algunos
científicos, las probabilidades para el desarrollo y evolución de vida
inteligente aumentarían.
Pero, ¿estamos buscando mundos con las mismas características que nuestro
planeta en el presente? ¿Acaso no es mejor ampliar el espectro a la búsqueda de
un planeta como la Tierra en cualquiera de sus eras? Después de todo la Tierra
ha estado girando por más de 4.500 millones de años, entonces ¿cuándo hubiera
sido más fácil para una civilización alienígena el detectar vida terrícola y
cuáles serían sus parámetros para lograrlo?
“Claramente lo que conocemos sobre nuestro planeta nos sirve de guía para la
caracterización de pequeños mundos rocosos en zonas de habitabilidad, pero la
Tierra ha estado habitada por al menos 3.8 (billones de años), y su apariencia
ha cambiado a través del tiempo”, escribe el equipo de científicos liderado por
Esther Sanromá del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), España, en un artículo recientemente
aceptado para su publicación en el Astrophysical Journal.
Hace 3 mil millones de años, durante el Eón
Arcaico, la Tierra estuvo dominada por una bacteria púrpura, un
microorganismo fotosintético que habitó la tierra y los mares primigenios. Estos
organismos daban una señal inequívoca que la Tierra estaba llena de una forma
básica de la vida.
Considerando las diferentes distribuciones de este microbio a lo largo y
ancho del planeta, el equipo de Sanromá utilizó un modelo de transferencia
radiativa para “simular la radiación visible y cercana al infrarrojo reflejada
por nuestro planeta”. Las conclusiones fueron que por medio de observaciones
fotométricas multicolor, hipotéticos buscadores alienígenas habrían sido capaces
de “distinguir entre una Tierra arcaica plena de bacteria púrpura en vastas
extensiones del planeta, y una Tierra actual con continentes cubiertos por
desiertos, vegetación y alfombras microbianas”.
Al buscar un planeta homólogo al nuestro, los investigadores sugieren a los
cazadores de exoplanetas estar atentos, porque quizás no se encuentren con
mundos rocosos modernos, sino con mundos dominados por bacteria púrpura con una
distintiva firma fotométrica parecida a aquella de la Tierra del Eón Arcaico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario