Imagen de la peli "La vida de Pi" |
12 de Abril de 1990, Georgia. Cuatro jóvenes pescadores van a iniciar una expedición de 4 días por el atlántico. El capitán es Billy Joe Neesmith, hermano Keith Wilkes, su sobrino Nathan Neesmith y su amigo Franklin Brantley. Después de hacer las revisiones oportunas, de comprobar el estado del barco, los 4 se dispusieron a zarpar, pronto, antes de que saliera el sol, a las 3 de la mañana. Ya Nathan Neesmith, como capital que llevaba el barco, encontró que algo raro pasaba, algo del barco no funcionaba correctamente.
Las primeras señales de que algo no funcionaba eran la pérdida de rumbo del barco, se desviaba entre 10 y 15 grados del rumbo acordado, y por más que lo intentaran, no conseguían enderezarlo. Además, Neesmith sintió que la forma de navegar del barco era extraña, no surcaba el mar de forma natural, no sobrepasaba las olas sino más bien se hundía entre ellas. Más tarde dijo que el mar daba la sensación de ser denso y pesado.
Después de varias comprobaciones, se percataron de que el barco estaba hundido, bajaron a la pequeña sala de máquinas y se dieron cuenta que había entrado agua, llegando a una altura de casi un metro. Esto explicaba la difícil maniobrabilidad del barco, era la causa de que fuera pesado y que no navegara como la forma rápida que se esperaba.
Achicaron, encendieron las bombas y todos sacaron agua con cubos lo más rápido posible. Dado que el agua que entraba era superior a la que se extraía, el barco empezó a hundirse más y más. Así que decidieron abandonarlo. Lanzaron al agua la barca salvavidas e intentaron contactar con radio para pedir ayuda…. pero nadie contestó.
Los 4 hombres abandonaron el barco. Se subieron en la barca neumática, y comprobaron que esta no se encontraba en condiciones óptimas. Pero no podían hacer otra cosa, el barco se hundía y la barca salvavidas era la única esperanza de no morir ahogados. Pero como si no pudieran escapar de la fatalidad, se dieron cuenta que la barca estaba pinchada. No podrían mantenerse mucho más tiempo a flote, entonces, solo contarían con los chalecos salvavidas y una gran pieza de corcho que encontraron a la deriva. A la mañana siguiente, vieron un carguero, que pasaba lejos, a unos 10 km. Desesperados, los 4 hombres les hicieron señales para ser vistos, pero el carguero no fue a recogerlos. En 5 ocasiones parecía que sí cambiaba el rumbo, que iban a girar para ir a por ellos, o eso les pareció por la extraña la forma en que navegaba… pero fue solo una ilusión. El carguero se alejó y se perdió en el horizonte.
Pasaron las horas y vieron el casco del barco hundido que asomaba, pensaron que si llegaban a él, podrían subirse y resistir más, era una buena noticia, pero se encontraba muy lejos. Únicamente Nathan Neesmith se atrevió a ir a nada hacia los restos del barco. Dejó a sus amigos sobre la barca que aunque flotaba ya no los mantenía fuera del agua, y se lanzó. Estuvo nadando y nadando cerca de 10 horas, al final, agotado llegó y se agarro. Subió y se mantuvo como pudo pero la noche se le vino encima y ahí la pasó, solo sobre la popa del barco, en la inmensidad del océano a oscuras y en silencio sepulcral, sin comer ni beber… Fue la peor noche en la vida de Nathan Neesmith.
Pero el infierno no terminó ahí. Durante 4 días y 4 noches Neesmith tuvo que aguantar la soledad, la inanición, la falta de agua y la desesperación. Según contó más tarde, cuando fue rescatado, el único pensamiento que le mantenía con vida fueron sus hijos. Rezaba y rezaba para no dejar a sus hijos huérfanos.
Los demás hombres no aparecieron, ninguno de los 3. Tres hombres fuertes, jóvenes, en plenas facultades físicas, habían desaparecido. ¿Habrían muerto? Probablemente.
Todo el mundo hubiera pensado que sí, pero las familias no están seguras. Seis semanas después del naufragio, las familias recibieron llamadas telefónicas en sus diferentes residencias, voces de hombres que les llamaban en otro idioma. Aunque no entendían aquello que decían, sí pudieron distinguir ciertas palabras, entre ellas sus apellidos y la palabra “casa”: sus apellidos y la palabra casa. Esto duró varios días, y se repitió en varias ocasiones. La última vez que llamaron a casa de los familiares, se escuchó claramente la frase “los llevaré a casa”.
La familia está totalmente convencida de que los 3 hombres se encontraban vivos y que el carguero los recogió y los llevó a algún país desconocido. Además, tenemos que tener en cuenta que nunca se encontraron los despojos de los cuerpos de ninguno de los hombres y que se movilizaron la mayor cantidad de guardacostas posible reuniendo al mayor número de efectivos de la historia. También tenemos que tener en cuenta que, según Neesmith, el carguero realizo unas maniobras extrañas. Como si pensara ir hacia ellos y luego desestimaran la posibilidad, y así en 5 ocasiones.
Y echando mano al sentido común ¿cómo es que un hombre solo puede sobrevivir y los otros en mismas condiciones y sin el desgaste de las 10 horas nadando, no pudieron sobrevivir? ¿Ninguno?
¿Qué pasó entonces?
Oficialmente, se les considera muertos, pero extraoficialmente, la cosa cambia… desaparecidos.
http://misteriossinresover.blogspot.com.es/
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