Desde hacía varias semanas se habían empezado a dar extrañas desapariciones en el pueblo,
varios coches de turistas o gente que estaba de paso se quedaban
estacionados por largos plazos de tiempo sin que sus dueños regresaran a
reclamarlos. Eso al principio no parecía molestar a nadie pero en un
pueblo pequeño siempre se comenta todo y el misterio parecía ir a más
cada vez. Ya eran más de una docena los coches estacionados en la
gasolinera y calles más alejadas del centro. Llegó un punto en el que la
preocupación de algunos habitantes fue tal que llamaron a la Policía para que investigara los sucesos.
Las autoridades poco pudieron aclarar
del asunto, las propietarios de los vehículos habían desaparecido e
incluso había denuncias de familiares reclamando que se realizara una
investigación. Lo único que pudo encontrar la Policía, fue restos de
sangre en uno de los vehículos, poca cantidad, como si alguien hubiera
arañado a su agresor y luego se agarrara al asiento. Los restos estaban
deteriorados y en el pueblo no había equipo suficiente para hacer una
prueba de ADN, por lo que llamaron a la ciudad para que mandaran a un
investigador. Julián estaba muy preocupado por Marta y cada vez que ésta
tenía que ir al pueblo, siempre se ofrecía a acompañarla; aún así,
pasados unos días, casi sin darse cuenta regresaron a su rutina. Hasta
que una tarde…
Julián había salido a su habitual paseo
con el perro hacía casi cuatro horas y Marta estaba muerta de miedo, él
siempre se negaba a llevarse su teléfono cuando salía a trotar, por lo
que no tenía forma de localizarle. Llamó a un par de conocidos en el pueblo pero nadie parecía haberle visto, estaba a punto de buscar una linterna para adentrarse en el bosque en su búsqueda cuando apareció cojeando por la puerta con el perro con la boca manchada de sangre.
Estaba totalmente arañado y cojeaba de
su pie derecho, pero lo más inquietante era un corte que Julián tenía en
uno de sus brazos, un corte tan profundo y limpio que parecía hecho con
algún tipo de cuchillo. Marta le abrazó y le besaba muerta de susto.
- Mi amor ¿qué te ha pasado? ¿cómo te has hecho esto?.
- Estaba paseando con Cronos (el nombre del perro) cuando ha aparecido un jabalí, el animal debía estar herido o algo porque me ha atacado. Corriendo entre los árboles me he raspado con las ramas, hasta que me he torcido el tobillo y he caído al suelo. En ese momento el animal me ha herido en el brazo y, si no hubiese sido por Cronos, probablemente no lo hubiera podido contar. Se ha portado como un valiente atacando al jabalí y haciéndole huir.
- Estaba paseando con Cronos (el nombre del perro) cuando ha aparecido un jabalí, el animal debía estar herido o algo porque me ha atacado. Corriendo entre los árboles me he raspado con las ramas, hasta que me he torcido el tobillo y he caído al suelo. En ese momento el animal me ha herido en el brazo y, si no hubiese sido por Cronos, probablemente no lo hubiera podido contar. Se ha portado como un valiente atacando al jabalí y haciéndole huir.
Marta estaba realmente asustada, casi
pierde a su marido y no se había dado cuenta, el pobre debía haber
pasado un calvario para poder llegar hasta su casa con esa torcedura en
el tobillo. Llamó al médico del pueblo y limpió las heridas de Julián.
El doctor
no tardó ni veinte minutos en estar en su casa y diagnosticó lo que
ambos se temían, tenía un esguince en el tobillo y necesitaría al menos
dos semanas de reposo absoluto si quería recuperarse del todo. Pero lo
que más le llamó la atención al médico fue el corte del brazo, nunca
había visto un corte tan limpio, era casi perfecto. Cosió la herida y
les prometió volver en un par de días para ver la evolución de los
puntos y evitar que se infectara. Les dejó unas gasas limpias y un
antibiótico, así como las indicaciones de cómo cuidar los cortes y el
tobillo.
Tanscurrieron unos días y Julián se
encontraba mejor, aún no podía levantarse de la cama pero los amorosos
cuidados de Marta le estaban ayudando a recuperarse muy rápidamente. El
que parecía otro era Cronos, el perro, no quería comer nada y cada vez
estaba más agresivo. La verdad es que Marta nunca se encargaba del
perro, era Julián quien siempre le daba de comer y le sacaba a pasear.
Cronos era un imponente ejemplar de
doberman, una raza de perro que requiere mucho ejercicio, y Marta lo
sabía. Así que aprovechando que Julián se durmió una siesta, decició
salir a pasear con el animal, un paseo no muy largo ya que le daba miedo
adentrarse en el bosque sabiendo que el jabalí podía seguir por allí.
Le puso la correa y casi sin darse
cuenta el animal comenzó a guiar el camino, Marta podía a duras penas
seguir el ritmo del perro que tiraba con fuerza de la cuerda que le
sujetaba. La estaba adentrando en el bosque más de lo que ella quería,
pero era incapaz de sujetar al animal y esperaba que éste se cansase de
remolcarla. Hasta que finalmente el animal se soltó y salió corriendo.
Marta corría detrás de él pero Cronos
era mucho más rápido, por suerte para ella unos cincuenta metros más
adelante había una pequeña cabaña, casi escondida entre las rocas, en la que se adentró el perro. Probablemente era la cabaña de un cazador y el animal la había llevado allí guiado por el olor de algún animal muerto.
Al acercarse un fuerte olor a
podredumbre le golpeó en la nariz, era el mismo olor que tiene la carne
al descomponerse, era tan insoportable que ni tapándose la nariz podía
disimularlo. Empezó a gritar desde fuera de la cabaña para que saliera el perro, pero éste no obedecía, por lo que al final tuvo que ser ella quien entrara.
Todo estaba bastante oscuro pero pronto
se dio cuenta que Cronos estaba a pocos metros de la entrada comiendo
algo en el suelo, cuando se acercó pudo ver que lo que parecía un bulto
era en realidad el cuerpo de una persona. Asustada, comenzó a andar
hacía atrás hasta que sin darse cuenta se tropezó contra un armario, el
golpe provocó que un parde frascos de cristal cayeran al suelo, al
estallar contra el pavimento decenas de ojos humanos salieron rodando
por el suelo y se levantó un fuerte olor a alcohol. Marta comenzó a
vomitar, el espectáculo era repugnante y cuanto más se fijaba en el interior de la cabaña, más macabro resultaba todo.
Habían restos humanos desperdigados por toda la cabaña,
sobre una mesa de madera había varios tipos de cuchillos y hachas con
los que alguien parecía haber estado descuartizando a sus víctimas. En
una de las esquinas había algo que enseguida le resultó familiar a
Marta, una motosierra que ella misma había regalado a Julián y decorado con sus pinturas para simular un simpático pez sierra.
Todo empezaba a cuadrar en su cabeza,
los metódicos paseos de su marido cada tarde, la forma en la que el
perro la había guiado directamente hasta el lugar, cómo el animal se
había negado a comer durante días y cada vez estaba más agresivo, las
desapariciones que habían comenzado poco tiempo después de su llegada al
pueblo…
Marta lo sabía, no necesitaba que nadie
se lo confirmara, su marido era un asesino y utilizaba esa cabaña para
descuartizar y esconder los cadáveres de sus víctimas. Cada
insignificante detalle que antes había pasado por alto, parecía llevarla
siempre a la misma conclusión.
Asustada, salió corriendo en dirección
al pueblo, no era complicado para ella guiarse por la zona porque había
un par de montañas que la servián de guía y la orientaban en la
dirección correcta. Una hora y media después regresó a la cabaña con una
docena de hombres del pueblo entre los que estaban un par de policías.
Al llegar allí, más de uno de esos
hombretones de campo empezaron a temblar como niñitas. Al iluminar el
interior de la cabaña con sus linternas, el espectáculo que vieron les
heló la sangre. Todo era mucho peor de lo que había descrito Marta,
había restos humanos de al menos veinte personas, algunos habían sido
preservados en alcohol y otros colgaban de ganchos con el cuerpo
parcialmente devorado por el perro.
Un policía se acercó al cuerpo que había
tendido en el suelo, era el más reciente y parecía que le habían
asesinado y habían tenido que salir huyendo, en una de sus manos
sujetaba un revólver al que le faltaban un par de balas, probablemente
había disparado al asesino cuando éste le sorprendiera investigando en
su cabaña. El hombre era el investigador enviado desde la ciudad y
parecía que la causa de su muerte había sido que Cronos le había
desgarrado la garganta.
A los pocos minutos un dispositivo
policial se presentó en la casa de Marta y Julián, pero Julián había
desaparecido del lugar dejando todas sus pertenencias. Probablemente el
perro, al regresar a casa con la boca ensangrentada, le advirtió que su
guarida había sido descubierta, o tal vez es porque en un pueblo pequeño
siempre se comenta todo…
holaaaa escuchen el kpop les recomiendo una banda se llama bts kpo es musica coreana pero es hermosa esa musica no es nada lenta es pop pero coreano las chicas y chicos bailan re bien
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