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jueves, 1 de mayo de 2014

Hoy en nuestra seccion de Relatos: Adonis

Estaba obsesionado con el, su pequeño Adonis. Mi vecino y amigo era un ventrílocuo famoso, conocido en todo el país, lo digo era por que su obsesión por Adonis, su títere, fue creciendo y lo termino matando.
Todas las noches lo acompañaba a sus shows, siempre antes de comenzar hacia un ritual, que me ponía los pelos de punta. El agarraba un ratón con sus manos, lo aplastaba hasta que la sangre escurría de sus dedos, cayendo en la boca de Adonis. Todavía puedo escuchar sus chillidos.
- Es para que mi Adonis se sienta vivo.
Siempre me decía con sus enormes ojos llenos de demencia. Su presencia daba miedo, siempre olía a sangre y humedad, pero nunca dejaba a su títere.
Una noche lo fui a visitar a su casa, tenía un mal presentimiento. La puerta estaba abierta, por un momento me quede pensando pero terminé entrando.
Ahí se encontraba él, hincado frente a su títere , con un cuchillo en una mano, intente detenerlo pero me petrifique, como si algo me detuviera.
- Te daré parte de mí, y al fin estarás vivo Adonis.
Entonces de un golpe se corto la mano y se quedo tirado en el suelo desangrándose. No podía moverme, gritaba y lloraba pero nadie me escuchaba.
Entre mis gritos se escucharon pequeños pasos, se fue acercando a mí lentamente con la mano arrastrándo en el suelo, Adonis se encontraba enfrente de mí sonriendo.
- Ahora el alma de tu amigo me pertenece, ¿Quieres dar la tuya?
Tenía los ojos fijos en mí, hipnotizándome. Poco a poco se fue convirtiendo en un moustro. Le salieron grandes cuernos de color negro, en su cara ya no existía madera, solo escamas negras y colmillos amarillos ansiosos de vida. Adonis era un demonio.
Un demonio estaba controlando al único amigo que tenía. Se llevó su alma, a cambio de felicidad, que al final solo termino en muerte.
Seguía hipnotizado con su mirada, de repente me levanto con sus enormes garras, me azotó contra el techo y perdí la conciencia.
Me desperté en mi cuarto ya pasando el medio día, no recuerdo nada absolutamente nada. Solo unos enormes ojos y el olor a sangre. A lado de mi cama había una muñeca de trapo, con la ropa sucia y no tenía una mano.
Entonces recordé. Cada detalle, cada olor y cada mirada estaban en mi mente. Salí corriendo del cuarto con la muñeca, tenía que deshacerme de ella, esa cosa estaba maldita.
La intente quemar, pero el fuego solo le provocaba una sonrisa. De repente tocaron la puerta de mi casa, era una niña vendiendo dulces.
Sin pensarlo dos veces le regalé la muñeca y ella con gusto aceptó. Le acabo de regalar a una niña una maldición, ni modo así es la vida.
Pasaron dos semanas después de la pesadilla, todo volvió a ser normal. Excepto por el sentimiento de culpa que sentía, lo mas probable es que la niña estuviera muerta o en un manicomio.
El viento sopló tan fuerte que abrió de golpe una de mis ventanas. Cuando una sombra llamó mi atención.
- ¿Creíste que podrías deshacerte de mi tan fácilmente?- me dijo la misma niña a la que le regalé la muñeca.


Autor:  Miroslava Feria

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