SEGUNDO CONTACTO.
Alejandro por su parte, pensaba prácticamente lo mismo, y aunque en su sueño, el no veía a nadie más, era como que conociera a Claudia de toda la vida.
Los dos pidieron algo de beber, y se sentaron en una mesa
del local. Allí estuvieron mucho tiempo, contándose cosas de sus vidas. Ambos
se sentían muy cómodos, y no paraban de hablar y hablar.
Habrían pasado ya unos 50 minutos, cuando de repente,
Claudia observo que Alejandro llevaba un collar, el cual apenas podía distinguir.
Le pregunto si lo podía ver, a lo que Alejandro asintió sin
ningún problema.
Fue entonces, y justo cuando ella toco el collar, que un
fogonazo salto en su mente, y como si se tratara de su sueño, vio que la forma
del collar era idéntica a uno de los símbolos tallados en el sarcófago.
Alejandro enseguida se dio cuenta de que algo pasaba, ya que
vio como Claudia después de quedarse totalmente pálida, soltó el collar con
miedo.
Alejandro, asustado, pregunto rápido si todo iba bien, a lo
que Claudia, tartamudeando le conto lo que pasaba.
Ahora el que se había quedado pálido era Alejandro, ya que
empezaba a entender menos aún, de ese misterio que minuto a minuto se estaba
haciendo más grande entre ellos.
Una vez repuestos de esta nueva situación, los dos decidieron
marcharse del local.
Alejandro se ofreció a llevar a Claudia a su casa, a lo que
esta acepto gustosamente.
Era una noche con mucha niebla, por lo que Alejandro no fue
muy deprisa, ya que no quería correr riesgos innecesarios.
Una vez en el punto de destino, los dos se despidieron con
semblante serio.
Claudia esa noche, apenas pudo pegar ojo, mientras por su
parte, Alejandro, se pasó varias horas delante del ordenador, buscando
cualquier pista o referencia, que intentara explicar el significado de dicho
collar.
Entro en muchas webs, foros, páginas especializadas, pero
nada. Ni una sola referencia, ni nada parecido a la extraña forma de su collar.
Aunque lo cierto es que algo extraño ocurrió con dos
enlaces, que mostraban lo más parecido al collar, y al pinchar para abrirlos,
estos mostraban error, no dejando acceder a Alejandro a su contenido.
Eran ya las 5 de la
madrugada, cuando Alejandro, sin poder mantener ya los ojos abiertos, decidió
apagar el pc y marcharse a dormir.
El teléfono comenzaba a sonar, y Alejandro sobresaltado lo
cogió.
Se trataba de Claudia, que atropelladamente le intentaba
contar lo que había descubierto.
A todo esto, ya eran las 11 de la mañana, aunque al chico le
pareciera que se acababa de meter a la cama.
Quedaron una hora más tarde en el portal de Claudia.
Alejandro se apresuro a darse una ducha rápida y tomar un
poco de café con un pequeño bollo.
A las 12 en punto, Alejandro llegaba a casa de Claudia,
donde ella ya estaba esperando.
Se subió al coche, y después de dar los buenos días a
Alejandro, le indico que podrían ir a un bar a tomar algo y así poder hablar
tranquilos.
Una vez puestos en marcha, ambos empezaron a hablar de
diversos temas distintos a las nuevas pistas que habían encontrado la noche
anterior. Era como si quisieran tener ese tema prohibido.
Llegaron a una cafetería donde Alejandro solía ir mucho, y
después de saludar a los camareros, pidieron un café y una infusión de té.
Mientras tomaban sus consumiciones, Claudia saco de su bolso
una pequeña carpeta llena de papeles, con toda clase de información sobre el
antiguo Egipto, y algunas sobre interpretación de los sueños.
Pero la que más le llamo la atención a Alejandro, fue una
fotocopia con un nombre subrayado en verde fosforito.
Se trataba de la información sobre una charla que se iba a
producir en breves días en Madrid, a cargo de un profesor universitario de
Nueva York llamado “Daniel Mullray” la cual iba a tratar del antiguo Egipto, y
de las variadas creencias de cómo se construyeron las Pirámides.
También se hablaría del día a día de los antiguos faraones,
así como su vida y la de sus gobernantes, incluyendo los secretos que muchos de
ellos guardaban.
Después Claudia le enseño otras fotocopias, con la
bibliografía de Daniel, en la que se leía que aparte de Egipto, era una persona
muy interesada en la interpretación de los sueños, asi como simbología de todos
los lugares del planeta.
Alejandro se quedó un poco fuera de lugar, ya que no
entendía por que podría ser importante ese profesor respecto a las dudas de
ambos, sobre el sueño que les tenía en vilo y no dudo en comentárselo a la
chica.
Ella tras mirarlo y sonreír, saco otra fotocopia más con la
portada de uno de sus libros.
Un libro escrito en 2001 y de nombre “El secreto de Amón Ra”.
Un libro que trata de explicar lo que hay de cierto y no en una antigua
leyenda, la cual colocaría en un valle de Egipto una entrada hacia un mundo
paralelo.
Alejandro seguía con cara de no entender nada, hasta que
Claudia saco un último papel. Un papel con la portada de este libro.
Ante sus ojos se presentaba una portada con un extraño
sarcófago, con un símbolo en el centro, idéntico al collar que el llevaba.
Ambos coincidieron en lo mismo, tenían que conseguir hablar
con el profesor, ya que quizás él podría darles alguna mínima explicación
acerca de las preguntas que les rondaban tras sus increíbles sueños, por lo
tanto, debían de ir a esa charla sí o sí.
Lo primero que tenían que hacer era conseguir un par de
entradas para el evento, y una vez echo, buscar dos asientos en algún autocar
que salga ese día en dirección a Madrid.
Pasaron 15 días, y los dos chicos, aparte de seguir buscando
a diario información acerca del tema, habían conseguido dos entradas para la
charla, y tenían ya dos billetes de autocar que los llevaría a Madrid. Los dos
estaban convencidos de que cada vez,
estaban más cerca de poder descubrir algo nuevo o bien de sus sueños, o bien de
su extraño collar.
Los dos jóvenes, cada vez estaban más compenetrados, y su
amistad crecía día a día tan fuerte, como las ganas de descubrir más.
La noche anterior a su viaje, ambos apenas pudieron pegar
ojo, pero no por sus sueños, ni los comederos de cabeza que se traían, sino
porque los nervios se habían apoderado de ellos. Y es que la idea de no
encontrar respuestas, les aterraba, aunque también les tenía un poco
atemorizados el encontrarlas.
Por una parte deseaban saber más acerca de sus sueños, e
intentar encontrar una mínima explicación, pero por otra parte el temor a que
este tema les pudiera conducir a algún mal presagio, era algo que les asustaba
mucho.
Lo cierto era que sinceramente, no tenían nada que perder,
tan solo los billetes de autocar, y las entradas de la conferencia, por ir a
intentar buscar respuestas. Incluso sabían perfectamente, que el profesor
quizás no pudiera darles ninguna respuesta.
Por fin sonaba el despertador, y tras una noche
prácticamente de insomnio, Alejandro salía de su casa en busca de su compañera
Claudia. Una vez llegado al portal de la chica, que tardo unos minutos en
bajar, Claudia apareció con una amplia sonrisa, y tras dar un beso en la
mejilla de Alejandro, le dijo sonriendo que no la mirara mal, ya que era una
costumbre que el chico siempre debía esperar a la chica. Ambos comenzaron a
reír y Claudia lo agarró del brazo y los dos comenzaron a andar en dirección a
la estación de autobuses.
Diez minutos después de haber llegado a la estación,
montaban en el autocar que les llevaría a Madrid. En poco más de tres horas
estarían allí, y con suerte, empezaría un nuevo viaje, pero esta vez hacia lo
desconocido y lo misterioso.
MADRID (España):
Daniel, se encontraba ya, en el lugar donde iba a dar la
conferencia, revisando todo lo que en sus papeles amontonados, tenía escrito.
Era la primera vez que daba una conferencia, fuera de su país de origen, y era
un nuevo reto para él, presentar sus trabajos y suposiciones a un público
distinto al que estaba acostumbrado.
Había sido invitado, por la fundación de un conocido Banco
español, que estaba ofreciendo unas jornadas de charlas, debates y
conferencias, dedicadas al Antiguo Egipto.
Daniel se planteaba, el exponer todas sus opiniones y
creencias, ya que en su país, nunca solían terminar bien, y muchas veces se
había quedado solo, al abandonar todos los asistentes la charla.
Lo cierto era que el director de la fundación, le había
comentado, acerca del tema de la charla, que lo expusiese a su manera, y que
fuera el mismo, sin dejarse influenciar por nada ni por nadie.
Una vez colocados todos sus papeles, por orden de numeración,
Daniel se dirigió hacia una máquina de café, que había en la entrada del salón,
y saco un café solo largo de agua. En la sala estaba ya todo preparado,
ordenador encendido, pantalla de proyección encendida, micrófono funcionando y
su atril en medio del escenario. Solo faltaba ya, que el público asistente
comenzara a entrar, y se fueran acomodando para que el profesor pudiera exponer
su trabajo.
Mientras tanto, en la calle, una cola considerable, se
empezaba a ver a los ojos de la gente que iba paseando por la calle. Para ser
una conferencia de un desconocido, lo cierto era que se habían vendido muchas
entradas.
En esa cola, impacientes y para no variar muy nerviosos, se encontraban Claudia y
Alejandro, los cuales, llevaban más de una hora allí de espera. Una vez que
habían llegado a Madrid, habían decidido, para no tener ningún problema, coger
un taxi que les llevara al mismo lugar de la conferencia. Allí, mientras
esperaban para entrar, los dos comentaban cosillas sobre la gente que esperaba,
y sobre lo arreglados que iban algunos de los asistentes.
En ningún momento hablaron de lo que pasaría en la charla, y
si podrían tener algunas palabras con el profesor, ya que en ningún momento se
habían puesto en contacto con nadie que les pudiera proporcionar unos minutos
con el profesor. Al menos esperaban que no fuera uno de esos que se les sube la
fama a la cabeza, y que no son capaces de dirigirte la palabra, y que incluso
les tienes que rogar para que te firmen un autógrafo.
La cola empezaba a moverse, ya que por fin las puertas se
habían abierto, y todo el público comenzaba a entrar al salón.
Una vez dentro del salón de conferencias, se apresuraron en
intentar colocarse lo más cerca del escenario, para poder prestar la mayor
atención posible a lo que Daniel iba a exponer. Pudieron colocarse en la
tercera fila, por lo que seguro que la atención a la charla estaba garantizada.
De pronto un señor apareció en el escenario, indicando a
todos los asistentes, el motivo de la conferencia, y tras una breve presentación,
dio paso al profesor universitario de historia antigua, por la universidad de
Nueva York, Daniel Mullray.
Una música, anunciaba la salida de Daniel al escenario.
Música enigmática y muy relajante.
Un hombre, de apariencia joven, con gafas, buena presencia y
pelo corto, se acercaba al atril, y con un español perfecto, daba la bienvenida
a todos los asistentes.
La charla comenzaba con el día a día de las primeras
dinastías faraónicas, así como la biografía de alguno de sus más conocidos
gobernantes.
Llevaba más de una hora de conferencia, y todo estaba
saliendo a pedir de boca, ya que la gente estaba muy animada con todo lo que el
profesor estaba exponiendo. Una vez terminada su locución de las Dinastías y
sus gobernantes, llegaba el momento de exponer su teoría acerca de las
construcciones de las Pirámides y sus creadores.
En cuanto empezó a narrar su tesis, las caras de la gente
comenzaron a cambiar, unas a sorpresa y otras a enfado. Daba a entender que las
pirámides, fueron construidas hace más de 6000 años, y no por extraterrestres
ni nada de eso, sino por una civilización muy inteligente que disponía de
muchas cosas que en nuestros días aun no teníamos. Una civilización que tras un
gran cataclismo fue exterminada de la tierra empezando de nuevo la vida desde
cero. Pero esa era solo una de las teorías, ya que también pensaba que dicha
civilización en vez de ser aniquilada pudo haber cruzado hacia una realidad
alternativa, viviendo ahora mismo en el mismo planeta pero de otra dimensión.
Alejandro y Claudia, veían con gran sorpresa, como la gente
comenzaba a levantarse de sus asientos, tomando a Daniel por un loco, un pobre
profesor chiflado que había visto mucha ciencia ficción en internet.
En cuestión de minutos, tan solo quedaron seis personas en el
salón, aunque con cautela, cuatro de ellas comenzaron a salir de allí con
semblante triste apiadándose del pobre profesor. Daniel comenzó a recoger sus
hojas, apagar el micro, desenchufar el proyector, y al echar un ojo a la sala,
se sorprendió porque aún quedaban dos personas.
El amablemente les pidió disculpas y les comento que la
charla había terminado. Pero no les importaba que hubiera terminado la charla,
es más había sido una excelente casualidad el hecho de poder estar a solas con
él. Daniel en un principio quedo un poco sorprendido, aunque rápido les dijo
que si querían saber algo.
Los chicos, comenzaron a contar a Daniel sus miedos, sueños
y temores, a lo que el profesor atendía con mucho interés. Todo era muy
extraño, parecía sacado de una película de ciencia ficción, cosa que a Daniel
le encantaba porque eran suposiciones locas igual que las de él.
Aunque Daniel dudaba mucho de que pudiera ser de ayuda a los
dos jóvenes debido a que no entendía que tenía que ver el en semejante sueño.
Lo más que podía era asesorarles y darles su opinión.
Claudia entonces le dijo que había algo más, y pidió a
Alejandro que le enseñara el collar. Daniel quedo paralizado al ver el collar.
No podía dar crédito a lo que estos jóvenes desconocidos le estaban enseñando. Ante
sus ojos tenía el objeto que había hipotecado muchos años de su vida. El
profesor lo cogió en sus manos, y sus ojos parecían salirse de las orbitas.
Ahora sí que Claudia y Alejandro estaban más que
sorprendidos. Parecía como que el profesor hubiese visto un tesoro. Lo movía
una y otra vez, girándolo, cambiándolo de dirección. Un niño pequeño con un
juguete nuevo no podría disfrutar más de lo que estaba haciendo el profesor con
el collar.
Tras unos minutos de examinar el collar, de pronto la cara del profesor
cambio por completo, cosa que no pasó desapercibida por Alejandro y Claudia.
Mullrray les dijo que su cambio de cara se debía a que, si
en vedad era lo que él pensaba, ese collar era muy importante, y muy codiciado,
ya que de ser el original, habría mucha gente dispuesta a todo con tal de
hacerse con él. Una pieza que tras su inocente apariencia de collar, podría ser
la llave a un mundo distinto al que conocemos.
El profesor, les empezó a contar una leyenda que hablaba
sobre las 5 llaves de Amón Ra, de las cuales solo una había quedado intacta, ya
que las otras 4 fueron destruidas, por una especie de secta, encargada de
guardar un gran secreto, denominada “La Hermandad de Amón Ra”. Se cuenta que
esta secta, o hermandad es milenaria, y que tras destruir las 4 llaves, uno de
los altos cargos, quiso quedarse con una, por su ambición, y tras años de
persecución, finalmente fue capturado, torturado, y finalmente asesinado. Pero
nunca se supo del paradero de esta última llave, por lo que la hermandad, lleva
siglos buscándola.
Por eso, de ser cierto este supuesto hallazgo, podían estar
en serio peligro. Había que actuar con mucha discreción, e intentar que no se
supiera nada.
Daniel, quedo unos minutos reflexionando, caminando de un
sitio a otro sin articular palabra y con el semblante serio, de pronto miro a
los chicos y les dijo.
“Debo salir cuanto antes a mi País, para preparar algo de
ropa, recoger ciertas cosas que nos pueden hacer falta, y en cuanto pueda
volver aquí, porque si estáis dispuestos a encontrar respuestas, yo me subo a
esta aventura, y podéis contar conmigo para todo. Es más me acabáis de hacer el
mejor regalo posible”.
Claudia y Alejandro sonrieron felices, habían conseguido más
de lo que esperaban. Claudia se apresuró a llamar a una amiga suya, llamada
Carmen para que viniera a buscarles, y tras acceder esta chica, llamo a su
madre para decirla que estaba en Madrid y que si podía hospedar unos días a dos
amigos suyos en la casa. La madre también acepto de gran gusto, ya que conocía
perfectamente a su hija, y sabía que algún motivo grande tendría para ello.
La amiga de Claudia, no tardó mucho en llegar a recogerlos,
y tras las presentaciones, todos se montaron en el coche de Carmen, con
dirección a casa de la madre de Claudia. Una vez allí, la madre de Claudia, se mostró
muy familiar, con los dos desconocidos que acompañaban a su hija, y les hospedo
de manera muy grata.
Por la noche y después de cenar, siguieron buscando
información, aparte de intentar conseguir un vuelo a Nueva York lo antes
posible. Daniel acompañado de Alejandro, aprovecho para bajar hasta una cabina
cercana al domicilio donde estaban hospedados, con la intención de llamar a su
compañero de piso, Jack para contarle sus novedades, y su fugaz regreso a su
país.
Mientras, Claudia, encontraba una nueva pista. Un grabado en
una pared de unas excavaciones en Abydos, a cargo de un famoso y adinerado Egiptólogo.
La foto, que se encontraba en internet, no era muy clara, pero ella juraría que
distinguía 5 símbolos iguales al collar de Alejandro.
Al poco tiempo regresaron Daniel y Alejandro, y nada más
llegar, Claudia les conto las novedades. Daniel y Alejandro también examinaron
la foto, y llegaron a la misma conclusión. Eran los mismos símbolos que el
collar.
La cosa no podía ir mejor, ya que aparte de las novedades,
Alejandro encontraba una plaza libre para un vuelo a Nueva York al día
siguiente. Ahora el siguiente paso era buscar a ese Egiptólogo, contarle por
encima todo y a ser posible convencerle al menos, para poderse entrevistar con
él. El día había sido largo, pero el siguiente no sería para menos, así que
todos decidieron irse a descansar, con la intención de al menos poder dormir
algo más que los últimos días.
NUEVA YORK:
Habían pasado varias horas, desde la llamada inesperada de
Daniel, y Jack cada minuto que pasaba se encontraba más nervioso. Las palabras
de Daniel desde España, era lo último que este hubiera querido escuchar.
Caminaba por la casa, de un lado a otro con semblante serio. Por fin, y tras
varias horas de pensarlo, entro en su habitación, y saco una pequeña caja de un
cajón de su mesilla. Allí un papel arrugado con un número, que Jack nunca pensó
en tenerlo que utilizar.
Tras marcar el número, y después de varios tonos, una voz
grave contestaba desde el otro lado. Jack tembloroso, trago saliva y le dijo a
su interlocutor.
“Maestre, el medallón sagrado perdido, ha sido encontrado”