Esta es la historia de la mujer que
electrocutó a su amante en la bañera y se lo comió a pedazos hervidos,
horneados y asados. La ciudad alemana de Moenchengladbach se siente
orgullosa de sus adornos florales. Hace un tiempo, Karl Mandel, un
jardinero, había encontrado muchos objetos extraños entre sus flores.
Ninguno fue tan raro como el de una bolsa de plástico que retiró el 27
de febrero de 1984. Contenía un pie humano...
La Policía se presentó en la escena y se
encontraron otras partes del cuerpo. Todas habían sido colocadas en
bolsas de plástico para congelador. Todas habían sido congeladas.
Cuando se descubrieron, el hielo de
algunas partes se había parcialmente disuelto. Se colocaron todas las
partes en la mesa de autopsias, donde se confirmó que el cuerpo
pertenecía a un varón. La cabeza había sido pelada y parecía haber sido
asada. Las manos también habrían sido asadas, mientras que otras piezas
de carne se habrían hervido.
La víctima tenía unos 40 años y había
sido un hombre menudo, de un metro sesenta. Se encontraron varios dedos
intactos y se chequearon inmediatamente para ver si encontraban sus
huellas en archivo. Por suerte, la víctima había cometido un fraude
financiero menor. Sus huellas coincidían. Se le identificó como Hans
Josef Wirtz.
Los detectives llamaron a la última
dirección conocida de Wirtz. Fueron recibidos por la Sra. Martina
Zimmerman, una atractiva madre de 28 años que tenía dos niños, Brian de
11 y Joe de 9. Ella informó a los detectives que en la actualidad se
encontraba separada de su marido, Wilhelm. Sí, Martina había conocido
ligeramente a Hans Wirtz. Había alquilado una habitación en su
departamento, pero se había ido hacía más de un año. La señora, que fue
entrevistada en la puerta de su casa, les deseó suerte a los
investigadores en su búsqueda.
Las leyes de Alemania occidental
requieren que sus ciudadanos se registren en su lugar de residencia. Los
detectives chequearon la oficina de registro para obtener la última
dirección de Hans. Les informaron que su última dirección fue en el
hogar de los Zimmerman.
Antes de volver a visitar a Martina, los
detallistas detectives de Alemania occidental descubrieron que Hans
había sido peluquero. Recorrieron todos los establecimientos de
peluquerías de la ciudad y encontraron exitosamente su lugar de trabajo.
Había estado allí hasta el 29 de abril. El propietario no lo
consideraba desaparecido, tal vez porque a Hans se le debía un mes
completo de trabajo. Sin embargo, el dueño lo había llamado a su
residencia y le habían dicho que ya no vivía allí.
Todos los caminos conducían a Martina. Esta vez, los detectives insistieron en entrar al apartamento.
Evidentemente Martina trabajaba con sus
animales domésticos. Dentro del congelador, la Policía encontró
serpientes, arañas tropicales y ratas parcialmente comidas. Se
encontraron algunos hamsters en una jaula. Se iban a utilizar como
alimento para otros animales.
Aparte de los excesos culinarios, se
mantenía entretenida con una extensa biblioteca de brujería y magia
negra, así como una gran variedad de películas de vídeos de sexo.
A pesar de sus pasatiempos extraños, sus
dos hijos, Brian y Joe, estaban limpios y bien alimentados. Los niños
se habían acostumbrado a las extrañas aficiones de su madre. Aparte de
los elementos horrorosos esparcidos por el lugar, el apartamento estaba
limpio y bien cuidado. Martina admitió rápidamente haber matado a Hans,
pero negó rotundamente que hubiera sido un asesinato. Ella y Hans habían
sido amantes. Ella lo había matado, pero únicamente porque él se lo
pidió y sólo para entregarle a otro nivel de existencia. La razón por la
que no hizo el viaje con él fue porque estaba esperando que sus dos
hijos crecieran y se emanciparan.
Los detectives interrogaron al marido de
Martina, Wilhelm Zimmerman, no esperando en ningún momento de que
podría tener conocimiento del crimen. ¡Conocimiento! Por qué, Wilhelm
había traído una sierra y cuchillo eléctricos a su mujer para asistirla
en su trabajo tedioso de cortar. Se había ofrecido como voluntario para
ayudar, pero ella insistió en hacer los cortes y trozos sola. Sí que
aceptó su amable oferta para deshacerse de las 44 partes de lo que una
vez fue Hans Wirtz. Una vez que Martina supo que su marido había
hablado, ella dio información voluntaria de cómo y por qué se hizo tal
sacrificio. Era un ritual privado entre ella y Hans. El tenía
deficiencias sexuales que no podían rectificarse de una forma especial.
Hans no podía recibir satisfacción
sexual de una forma normal, pero podía actuar si se cumplían ciertos
prerrequisitos. Para él era necesario yacer desnudo en la bañera,
mientras Martina, también desnuda, pero llevando puesta una bata
abierta, sostenía su cabeza bajo el agua, al mismo tiempo que le ofrecía
una manzana verde. A cada uno lo suyo.
Hans decidió que moriría de la forma más
placentera posible, es decir, mientras estuviera en la bañera. Tan
seguro como que Dios creó las manzanas verdes, el 29 de abril de 1983,
llevó a cabo el ritual según se describió anteriormente. Un toque
adicional fue el cable eléctrico que ató Martina gentilmente alrededor
de su cuello. Ambos participantes tuvieron actuaciones admirables.
Martina le dio a Hans la manzana, empujó su cabeza bajo el agua y tiró
del cable. Sólo podemos asumir que el murió felizmente.
Entonces Martina pidió la ayuda de
Wilhelm para comprar el equipo eléctrico y poder ella diseccionar a Hans
y poner sus partes en el congelador para ser distribuidas más adelante.
Algunas partes más exquisitas de la víctima habían sido comidas por
Martina después de hervirlas. Había asado la cabeza de Hans en el horno,
creyendo que encogería, como las cabezas de indios sudamericanos que
había visto en los museos.
Cuando asó la cabeza ésta se quedó toda
plana e irreconocible, por lo que la peló y la guardó en el congelador.
En propias palabras de Martina, «Le metía en mi cama, le besaba y
hablaba».
Los expertos investigaron buscando una
explicación de por qué una mujer alta y atractiva era así. Se investigó
detalladamente su infancia. Martina había sido criada por padres que
abusaron de ella, aparte de sufrir una violación por su padrastro.
Terminó en un hogar para niños abandonados. Tras salir de allí, fue
violada por otro padrastro.
A pesar de su historia y su
comportamiento anormal, fue declarada competente para ser juzgada. De
hecho, se descubrió que tenía un coeficiente intelectual mayor al
promedio.
El 9 de diciembre de 1985, Martina se
presentó al juicio. Se declaró culpable con circunstancias atenuantes.
Desde el estrado de los testigos, respondió el único secreto restante
del caso. ¿Por qué Hans tenía que hacer un viaje a otro nivel de
existencia? Según Martina, ella no permitiría que Hans viviera con ella
en concubinato. Era un ejemplo muy malo para sus hijos. Ya que él no
podía vivir sin ella, insistió en irse a ese otro nivel y esperarla.
Martina Zimmerman fue declarada culpable y sentenciada a ocho años en la cárcel. Entonces fue puesta en libertad condicional.
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