La Pascualita o “La Chonita” es una de las leyendas más conocidas de todo México.
Es una leyenda que perdura en la actualidad, probablemente debido a que, a
diferencia de tantas leyendas, tiene la magia de que
el ser legendario esté a la vista
de todos. Así, no hay quien pueda decir que el maniquí de La Pascualita no
existe. Simplemente La Pascualita sigue allí detrás de su vitrina, con todo un
cúmulo de testimonios que afirman la presencia de cierta vida sobrenatural en ella.
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Se sabe que el maniquí de la Pascualita apareció
en un aparador de La Popular (un local chihuahuense de vestidos de novia) el 25 de marzo de 1930. La
versión más común dice que la dueña del negocio, Pascualita Esparza Perales de
Pérez, la mandó a traer de Francia. Otra versión también dice que el maniquí fue
traído de Francia (de París exactamente), pero que la Sra. Esparza lo adquirió
en México DF, dentro de una prestigiosa tienda conocida como “El Puerto de Liverpool”, de la cual
ella solía traer telas, azahares, ramos y otros productos que revendía en su
local. Al principio no le quisieron vender la hermosa figura de cera; pero, ella estaba tan prendada
del maniquí, que amenazó con dejar de comprar sus suministros en la
tienda si no se lo vendían, por lo que accedieron y
así la Sra. Esparza lo llevó a su local. Sea cual sea la verdad, se cree que la
Sra. Esparza compró el maniquí porque, además de ser sumamente bello y de
aspecto realista, se parecía bastante a su hermana (encargada de confeccionar
los vestidos que exponía en el escaparate de su local) e incluso a ella
misma.
Según se cuenta, desde el primer día en que la
novia de cera estuvo en la La Popular, todos se detenían a mirarla y, aunque la
dueña le dio el nombre de “Chonita” por su aparición en el día de La
Encarnación, el vulgo tenía más fuerza y, como todos la llamaban “La Pascualita”
por su parecido a la dueña del local, fue ese el nombre que finalmente le
quedó.
Si nos preguntamos ahora por qué La Pascualita
impresionaba tanto que se convirtió en un icono de la época y se ganó el título
de “la novia más bonita de Chihuahua”, la razón está en que era distinta a los demás
maniquís de la época: tenía un mejor acabado en la cera, sus ojos eran de
cristal, su pelo y sus pestañas eran implantes de verdadero pelo y pestañas, y
su expresión, a diferencia de las de tantos maniquís de mirada inerte, era viva
y reflejaba emociones, cual si estuviese dotada de humanidad…
Bien, hasta aquí simplemente La Pascualita
llamaba la atención; pero, en algún momento de la década de los sesenta (no se
sabe si antes o después de 1967), empezaron a surgir rumores de que la novia de
cera estaba viva y era capaz de moverse de noche cuando no había nadie en el
local, o sonreír a algunas personas. Particularmente, los rumores se hicieron
más frecuentes cuando Pascualita Esparza Perales de Pérez falleció en 1967:
entonces aparecieron personas diciendo que La Pascualita les seguía con la
mirada, que su fantasma les seguía un tiempo si se quedaban viéndola fijamente,
o que por breves segundos le aparecían venitas rojas en los ojos… Inclusive, se
supo de algunas empleadas que trabajaban en La Popular que renunciaron a su
puesto porque vieron llorar o moverse a La Pascualita, y de otras que se negaban
a vestirla porque supuestamente le aparecían venas verdosas en las piernas, que
posteriormente desaparecían al igual que las venitas rojas que más de uno vio en
el blanco de sus ojos.
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Estas teorías no son especulaciones hechas en el
internet: son historias-explicaciones que surgieron en la tradición popular y
aún perduran, y que deben su variedad al hecho de que la historia oficial
(expuesta arriba) no da razones a los sucesos extraños y escalofriantes que
convirtieron en leyenda al maniquí. Veamos ahora esas teorías tejidas por el
pueblo chihuahuense a partir de los rumores, la imaginación y la
especulación:
Esta teoría fue la primera
que surgió, y la que más sentido
tiene desde un punto de vista cronológico, ya que los testimonios sobre sucesos
paranormales (las cosas que
dicen haber visto hacer a La Pascualita) se hicieron patentes en el año en que
murió la dueña de la tienda y, puesto que no se sabe
en qué momento de la década de los sesenta surgieron, puede pensarse que, o bien
estaban ya antes de 1967 (año en que murió la dueña), o bien aparecieron en
1967. De ese modo, si fuese lo segundo, cabría pensar que se debió a lo que
afirma esta teoría: a saber, que el espíritu de la dueña se metió en el maniquí,
o que simplemente sigue penando en el local y a veces entra en el maniquí. El
problema de esta teoría es que no da otra razón que la devoción que la dueña
sentía por su maniquí, y el parecido que éste guardaba con ella.
La hija
muerta el día de su boda: Esta teoría tiene dos versiones. La primera
dice que, justo el día de su boda, la hija de Pascualita (la dueña, no el
maniquí) murió por la picadura de un bicho (alacrán, araña venenosa, escorpión:
el animal varía) que estaba oculto en su coronita de novia, y que todos la
vieron caer muerta cerca del altar. La segunda versión, cuenta que la hija de
Pascualita fue apuñalada por un pretendiente celoso, justo cuando estaba en el
altar, a punto de casarse con un hombre al que, a despecho del pretendiente,
amaba verdaderamente. En todo caso, en ambas versiones dicen que, tras perder a
su hija, Pascualita la mandó a embalsamar y a recubrir de parafina y cera, vistiéndola siempre con vestidos
nupciales, como para recordar que murió antes de casarse, tenerla siempre cerca
y, a la vez, honrarla convirtiéndola en el emblema de su local de
vestidos de novia: el problema fue que, sin saberlo,
había aprisionado el alma de su hija en su cuerpo embalsamado… Esto del
embalsamamiento resulta poco creíble, y en general la teoría no es muy aceptada,
pues se sabe que la dueña, que se casó a los 17 años con Enrique Pérez Loera,
tuvo solo un descendiente con su esposo, y que ese descendiente era un varón
llamado Enrique; sin embargo, se rumorea que también tuvo una hija y que ésta
murió ahogada a los cuatro años (esto también haría imposible la teoría), o bien
que en realidad si tuvo una hija que creció y murió el día de la boda, aunque
esto último casi nadie lo cree.
El
chamán enamorado: Dicen que, durante la década de los sesenta, un
poderosísimo chamán había llegado de visita a
Chihuahua. Este chamán estaba paseando cuando de
pronto se paró, anonadado al ver la belleza de La Pascualita. Sus suaves rasgos,
sus ojos grandes y dulces, sus manos delicadas, todo en ella le hacía desear que
estuviese viva y fuese suya… entonces: ¿por qué no usar sus poderes? Eso fue lo
que supuestamente hizo con un ritual, a través del cual cobró vida el maniquí, y
se convirtió en su amante, acompañándolo durante los dos meses que vivió en
Chihuahua: siempre cada noche, a partir de las diez
(hora en que ya estaba cerrado el local). Esta historia es aún más difícil de
creer que la anterior, pero podría pensarse que efectivamente hubo un chamán en
Chihuahua, y que éste salía con una chica muy parecida
a la La Pascualita…
El
taxista asesinado y la hija que se
suicida: En esta versión, la hija de Pascualita se enamoró de un taxista
pobre y su madre, que sentía repugnancia pensando en que ese hombre pudiese
transformarse en su futuro yerno, terminó asesinándolo y, a causa de esto, su
hija entró en desesperación y se suicidó, lanzándose por un barranco según una
variante de esta versión que, así mismo, a veces se presenta con el detalle de
que la hija de Pascualita ya se había casado con el taxista cuando éste fue
asesinado por su madre. En todo caso, el alma de la
hija de Pascualita, después del suicidio, se metió en el maniquí… Como puede
verse, la teoría es muy ilógica porque resulta difícil de creer que la dueña de
El Popular haya matado a un taxista sin que la Policía se entere y la mande a
prisión, o que lo haya matado y haya podido sobornar a las autoridades al punto
de que no se hiciera público el rumor de que era una asesina (rumor que, por
cierto, jamás existió, salvo en esta versión que quizá nadie crea). Volviendo a
la teoría, ésta viene junto al relato de que La Pascualita, a veces cuando ve un
taxi, se monta (no como maniquí, sino como duplicado fantasmal del maniquí) en
el taxi y desaparece…
La
maldición: Aquí la explicación es que la hija de Pascualita era una
muchacha mala de pésimo comportamiento, al punto de que fue castigada recibiendo
(no se dice quién la envió) una maldición que la hizo fallecer; pero su madre,
queriendo recordarla y preservar su gran belleza, la mandó a embalsamar y cubrir
de cera…
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En sus épocas de mayor fama, La Pascualita atrajo
tanta gente que los curiosos, provenientes de otras ciudades del amplio México,
llegaban en ciertas ocasiones a congestionar el tráfico de la Calle Libertad,
forzando a que las autoridades prohibiesen transitar por allí a los coches. En
este contexto, se cree que la dueña de El Popular llegó a recibir muchas
llamadas telefónicas de personas enfadadas que la acusaban de violar la decencia
moral, de transgredir las leyes de Dios al tener un cuerpo embalsamado y hacerlo
pasar por maniquí… Inclusive, se cree que, a causa de estas sospechas, La
Pascualita sufrió el daño de unas cuantas personas encolerizadas que, cuando
nadie las veía, le clavaban las uñas en su piel de cera…
Supuestamente, todo esto causó que la dueña de El
Popular hiciese público que La Pascualita era un maniquí; pero, pese a eso, se
rumorea que cierto día llegó personal enviado por las autoridades, a fin de
constatar si era cierta la acusación de que en El Popular tenían un cadáver en
el escaparate: la versión más creíble dice que los inspectores determinaron que
era un maniquí, pero otra versión dice que esos inspectores eran policías
judiciales (lo cual ni afirma ni niega la primera versión), que cuando entraron
les dijeron que volviesen después porque La Pascualita estaba siendo bañada, que
entonces sospecharon e insistieron en verla, y que finalmente les mostraron al
maniquí envuelto en bata y con toalla en el cabello, dejándoles únicamente
revisarle el rostro por “respeto al pudor”, lo cual les hizo sospechar aún más a
los policías, que misteriosamente nunca hicieron uso de su autoridad para
disipar o confirmar sospechas viendo cómo era La Pascualita por debajo del
cuello cuando no tenía su vestido de novia….
Actualmente muchos creen que podría haber algo
sobrenatural en La Pascualita, y todavía hay bastantes personas que afirman
haber vivido cosas extrañas. Una vivencia bastante frecuente es la de acercarse,
asustarse al ver que el maniquí sonrío por unos segundos; y después, ya de
noche, recordar lo sucedido con macabra exactitud, viendo claramente esa sonrisa
que antes nos pareció ver de forma tan fugaz que no pudimos apreciar…
También hay historias puntuales que se conocen
bastante, como la de cierta mujer que recibió un disparo en la calle estando
delante de La Pascualita, a la cual suplicó que sobreviviese y posteriormente, a
causa de la milagrosa intervención de la novia de cera, logró conservar su vida;
o bueno, al menos la mujer cree que La Pascualita fue la causa de que
sobreviviera, y por eso va a encenderle velas cada cierto tiempo, a modo de
agradecimiento.
Incluso hay personas que contratan músicos para
que le den serenatas a La Pascualita a fin de que no se sienta sola, si bien no
se puede saber si lo hacen creyendo que La Pascualita realmente tiene vida
propia o simplemente como burla…
Sea o no verdad la leyenda, es indudable que los
propietarios de La Popular cuidan con esmero a La Pascualita porque saben que,
conservar su belleza y fomentar su leyenda, es necesario para que ésta siga
siendo un imán de dinero, ya que La Popular es todavía la tienda de vestidos de
novia más visitada de Chihuahua, y siempre el vestido que lleva La Pascualita (a
la cual cambian de ropa cada cierto tiempo) es el vestido que más compran, en
parte porque, según creen muchas personas, comprar el vestido que está usando La
Pascualita, equivale a adquirir un amuleto que traerá un matrimonio feliz y
exitoso.
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