Articulo publicado en la revista "Voces del otro lado"
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odos los lugares tienen su leyenda e historia envueltas de
secretos y misterios, y el archipiélago de las islas Canarias no iba ser menos.
Una de las leyendas que aun persiste es la de la isla de San
Borondón, esta sería una octava isla perteneciente al archipiélago Canario, una
isla misteriosa, solitaria, escurridiza y fantasma ya que aparece y desaparece
desde hace varios siglos y solo se deja ver en determinadas ocasiones. Anteriormente
fue conocida como La Encantada o La Perdida y no fue hasta siglos después cundo
el folclore la bautizó con el nombre que actualmente se conoce, isla de San
Borondón.
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os relatos acerca de esta isla adquirieron tanto renombre en
tiempos pasados, que son muchos los documentos y testigos que dicen haber visto
la isla en el horizonte y que como por arte de magia aparece y
desaparece envuelta en una densa niebla como de un espejismo se tratase; según
los testigos sitúan la isla en el extremo occidental del archipiélago, entre las islas de La Palma, La Gomera y El
Hierro
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egún la leyenda, San
Brandán, monje irlandés del siglo VI y abad de Clonfert, en Galway, a
petición de Barinto que ya había visitado el lugar, inició en compañía de otros
catorce monjes un largo viaje en una pequeña embarcación. En su vagar de siete
años por el océano, Brandán encontró numerosas islas y se enfrentó a algunos
monstruos marinos. Finalmente, tras atravesar un mar escondido de densas
nieblas que impide el retorno a quienes no van en nombre de Dios, alcanzó la
isla del paraíso terrenal.
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egún los relatos de
los documentos antiguos, un paraíso que
estaría formada por dos montes separados por un collado por el que discurre
una ribera que nutre de agua dulce el lugar y, aunque en ningún caso se habla
de las dimensiones, por los relatos se deduce que es una isla de considerables
dimensiones.
Asimismo, se narra la existencia de una flora exuberante,
con una gran cantidad de frutos tanto exóticos como tradicionales, dando así
a la isla la apariencia de un pequeño
paraíso.
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n cuanto a la fauna, se ha hablado de la existencia de
bueyes, aunque también aseguran que se podía encontrar cabras, ovejas y una
gran cantidad de aves muy diversa.
También, en algunos relatos, hacen referencia a que en la
playa se encontraban con huellas inusualmente grandes, lo que ha llevado a
suponer que en la isla pueda existir una especie de gigantes descendientes o
predecesores de los guanches.[
A
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]unque
son numerosas las islas mencionadas, la tradición se ha centrado en la
isla-pez, completamente desprovista de vegetación, que aparece y desaparece. En
ella San Brandán y sus compañeros celebraron la misa de Pascua, pero al
encender el fuego para asar un cordero la isla despertó, dándose cuenta
entonces de que en realidad se trataba del pez gigante Jasconius, que más
adelante, obediente a Brandán, le conducirá hasta las proximidades del Paraíso.
Esta sería posteriormente identificada como Isla de San Brandán, que
como el pez Jasconius aparece y desaparece, ocultándose a los ojos de quienes
la buscan.
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ero este no es el único relato que encontramos, ya que Son
muchas las referencias históricas que aluden a la existencia de esta octava
isla.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII se organizaron
expediciones de exploración para descubrirla y conquistarla, incluso Leonardo
Torriani, ingeniero encargado por Felipe II para fortificar las Islas Canarias,
a finales del siglo XVI, describe sus dimensiones y localización y aporta como
prueba de su existencia las arribadas fortuitas de algunos marinos a lo largo
del siglo XVI.
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n el siglo XIII existen dos cartografías que hacen mención a
San Borondón. Hacía el año 1234, Marcos Martínez, en el planisferio de Ebstorf
menciona “Isla Perdida. San Brandón la descubrió, pero nadie la ha encontrado
desde entonces”
La otra mención se encuentra en el Mapamundi de Hereford,
hacia el año 1275, el texto dice “las seis Islas Afortunadas o Islas San
Brandon”
También otros mapas medievales hacen alusión a San Borondón,
como son los de Pizzigano (1367), Weimar (1424), Beccari (1435), Toscanelli
(1467) Cazorla, Torriani o Pedro Agustín del Castillo (1686)
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ristóbal Colón en su diario de abordo, del 1492 deja
claramente escrito que vieron tierra y que todos los marinos se subieron al
mástil mayor para ver la tierra y pese a estar hasta la noche tratando de
divisar esta visión de tierra que muchos vieron, desapareció, no lograron
localizar esa tierra anunciada por Martín Alonso, lo sabemos hoy en día gracias
al detalle de Colón de anotarlo, ya que las coordenadas indicarían que estaban
cerca donde habitualmente los testimonios son mayoritarios respecto a la
visualización de San Borondón.
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Misterio Estelar 2014
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