El ex enfermero de 46 años Charles
Cullen y veterano de la Marina estaba entre esos profesionales de un
hospital que se dedican a cuidar de los pacientes, pero al parecer, se
dedicó a matarlos. Cuando en el año 2003 compareció ante el juez Paul
Armstrong, al que manifestó que no quería un abogado, y que su intención
era declararse culpable, declaró que durante los últimos 16 años, en
las instituciones sanitarias donde trabajó, fue el responsable de matar a
unas 40 personas.
Cullen había sido acusado de la muerte
de Florian Gall, un vicario en el condado de Hunterdon, y de haber
intentado matar a una mujer, ambos pacientes del Somerset Medical
Center, donde él trabajaba.
El religioso ingresó en el hospital con
un infarto, pero su muerte no se debió a un fallo cardíaco, sino a que
recibió una excesiva dosis de un medicamento utilizado en pacientes con
problemas del corazón.
La víctima del segundo crimen imputado,
fue Kyung Han, una mujer de 40 años, enferma de cáncer y del corazón,
que recibió una sobredosis del mismo medicamento y murió en septiembre
por causas sin relación con su enfermedad, después de haber sido dada de
alta del hospital.
En ambos casos Cullen es sospechoso de
usar dosis mortales de digoxin, un medicamento para el corazón, que él
consiguió con la manipulación de la computadora del hospital.
Según las primeras investigaciones internas del hospital Cullen podría ser el denominador común entre unos 16 pacientes muertos en las mismas condiciones que Florian y Kyung Han.
Según las primeras investigaciones internas del hospital Cullen podría ser el denominador común entre unos 16 pacientes muertos en las mismas condiciones que Florian y Kyung Han.
Ya
en el 2002, enfermeras del hospital del St. Luke's Hospital in
Bethlehem, habían advertido a los superiores de que podría tratarse de
un asesino y exigieron que Cullen fuera despedido e investigado. Sin
embargo, los administradores del hospital respondieron negativamente.
Las autoridades han iniciado una
investigación sobre la trayectoria completa del enfermero para el que el
juez ha fijado una fianza de un millón de dólares.
Durante las primeras investigaciones,
Cullen está siendo sospechoso de varios asesinatos, siempre por muertes
inesperadas, y se están empezando a realizar las primeras exhumaciones
de cadáveres como parte de la investigación. Otras posibles víctimas ya
poseen un informe toxicológico donde parece demostrarse la alta
presencia de digoxin en la sangre a pesar de que los pacientes nunca
habían tenido prescrito este medicamento. Tanto los resultados finales
de los informes como de las exhumaciones están todavía pendientes.
Cullen es el más jovencito de nueve
hermanos. Su padre era conductor de autobús y su madre ama de casa.
Cullen creció en un vecindario de clase obrera en pleno Nueva Jersey y
con una familia profundamente religiosa. Su padre murió cuando él
todavía era un niño y su madre murió mientras él estudiaba en la escuela
secundaria. Dos de sus hermanos también murieron, y él estuvo al
cuidado de uno de ellos durante el proceso.
En 1978 decidió alistarse en la marina
de los Estados Unidos y cuando salió ingresó en una escuela profesional
de Enfermería. Antes de 1988, encontró su primer empleo en un importante
hospital pero duró muy poco tiempo. Le fueron las cosas bastante bien y
consiguió casarse y tener dos hijas pero pronto se divorció. En 1998,
se había quedado sin trabajo y estaba lleno de deudas. Cullen sentía que
la vida no lo había tratado nada bien, estaba rencoroso.
Mientras las deudas lo inundaban, él se
movía de hospital en hospital, sus empleos duraban poco, y en St. Luke's
Hospital in Bethlehem se marchó para evitar una investigación por la
muerte de unos 69 pacientes y por una misteriosa caja llena de
medicación para el corazón encontrada en su casilla. Aunque parece que
Cullen no es culpable de las 69 muertes inesperadas, muchas de esas
muertes serán repasadas de nuevo después de escuchar la sorprendente
declaración de Cullen, hasta ese momento no había habido informes
toxicológicos sobre estos pacientes y solamente se les realizó una
autopsia. La investigación había sido superficial, no se había
determinado la existencia de sustancias o medicamentos en los cuerpos
sin vida, por esa razón, el siguiente paso, y si las autoridades lo
permiten, se procederá a la exhumación de todos los cadáveres.
Lo sorprendente es que a pesar de que su
expediente laboral estaba manchado y no era nada bueno, Cullen nunca
tenía problemas para conseguir otro trabajo, posiblemente debido a la
escasez de personal de enfermería. Pero todo acabó cuando se encontró
envuelto entre numerosas preguntas referentes a la muerte del Reverendo
Florian Gall. Ahora lo están investigando en siete condados a través de
la fiscalía de los Estados Unidos.
Representantes del Centro hospitalario
Somerset aseguran no saber que Cullen había sido investigado en otros
condados y sólo comprobaron sus credenciales cuando lo contrataron. Fue
durante el periodo que trabajó en éste hospital donde realizó su trabajo
más mortal, admitiendo haber matado entre 12 y 15 personas en sólo 13
meses.
Según sus declaraciones, actuó así para
aliviar el dolor y sufrimiento de los enfermos, pero las investigaciones
confirman que muchos de los pacientes no mostraban enfermedades
terminales o de gravedad.
El
2 de marzo del 2006, durante el nuevo juicio Charles Cullen,
considerado uno de los asesinos más prolíficos que ha habido en el
sector médico de los Estados Unidos, evitó ser condenado a muerte tras
llegar a un acuerdo con la fiscalía mediante el cual él les dirá que
pacientes mató usando inyecciones de medicamentos difíciles de detectar.
Durante le juicio, se mostró muy
tranquilo ante la presencia de los familiares de las víctimas, que
mostraron fotografías y lo calificaron de "monstruo".
"En caso de que haya olvidado cómo se
veía mi madre, míreme a los ojos ahorita", le dijo Richard J. Stoecker a
Cullen, quien permaneció calmado y cruzado de brazos en la corte.
El asesino admitió haber usado dosis
letales de medicamentos para matar a sus pacientes. Cuando fue arrestado
en diciembre del 2003 dijo que mató a pacientes "muy enfermos", pero en
realidad algunos no estaban enfermos de gravedad.
Cullen ha dicho a los investigadores que
quizá mató hasta 40 personas durante su carrera como enfermero, que
empezó en 1987. Más adelante será sentenciado por siete homicidios y
tres intentos de asesinato en Pensilvania.
Finalmente Cullen fue sentenciado a 11
cadenas perpetuas consecutivas durante la tensa audiencia por 22
asesinatos e intento de homicidio de otras tres personas sólo en Nueva
Jersey.
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