
Pero Lorin W. no fue el primero en conocer a su creador luego de un desgraciado accidente. El dueño de un burdel que desarrollaba sus actividades dentro del último piso de esta casa, murió decapitado cuando su motocicleta “resbaló” en la autopista en 2003.
En el verano de 2012 la policía de Berlín fue llamada para investigar algo que sucedió en esta “Casa de la Perdición”. El escenario superaba lo macabro, los uniformados se encontraron con los cuerpos sin vida de Kristian B. (69 años), su esposa Kathrin (28 años), y sus dos hijos de 6 y 3 años. Agobiado por las deudas, el padre de familia habría decidido matar a todos utilizando una bolsa de plástico, y luego suicidarse.
Por otra parte, esta casa también cuenta con las almas de John D. y su compañero Jörg K., ambos tenían un estado avanzado de SIDA y decidieron suicidarse juntos.
Otro suicidio había sacudido la casa en el año 2000, un holandés tapó todas las puertas y ventanas, encendió una parrilla y murió intoxicado por el monóxido de carbono.
¿Coincidencia o maldición? La verdad parece poco relevante, con solo ver el elevado número de asesinatos-suicidios con el que cuenta este lugar, es suficiente para que un escalofrío nos recorra la espalda.
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