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viernes, 28 de junio de 2013

La cuenta atrás para el hundimiento de las costas de California bajo sus aguas ya ha comenzado

Lo que parecía una simple teoría apocalíptica, ya es una realidad. Esto es lo opinan los científicos, quienes aseguran que el gran tsunami que destruirá las costas de California y de algunas partes del mundo tendrá lugar en cualquier momento. Recientemente, varias webs afirmaron que “algo muy extraño” estaba pasando en las costas de California, las celebridades de Hollywood estaban vendiendo sus propiedades y mansiones, lo que dio lugar a gran cantidad de teorías. Y es que el gobierno de Estados Unidos ha advertido sobre la posibilidad de que un gran tsunami alcance las costas de California. Pero otros medios de comunicación, como la controvertida revista Rolling Stones han publicado un sorprendente escenario apocalíptico causado por un gran tsunami en las costas de California. A continuación un extracto de la publicación de la Revista Rolling Stones explicando los efectos del devastador Tsunami:

“Cuando el agua se retiró después del terrible huracán Milo en el año 2030, había una gran cantidad de arena cubriendo el vestíbulo del famoso hotel Fontainebleau de Miami Beach. Había un manatí muerto flotando en la piscina, en el mismo sitio donde Elvis nadó una vez. La mayor parte de los daños se produjeron debido a los vientos de 280 km/h del huracán, pero lo peor vino de la mano del tsunami de 7 metros que destruyó la ciudad. En South Beach, los viejos edificios art déco fueron arrastrados, las mansiones en Star Island se inundaron hasta los pomos de las puertas de cristal tallado, un tramo de 27 kilómetros de la carretera Estatal de Florida A1A que cruzaba a lo largo de las famosas playas hasta Fort Lauderdale desapareció en el Atlántico. La tormenta dejó sin funcionamiento a la planta de tratamiento de aguas residuales en Virginia Key, derramándose cientos de millones de litros de aguas residuales sin tratar en la Bahía Vizcaína. Los tampones y los condones cubrían las playas, y el hedor de los excrementos humanos avivó los temores de cólera. Más de 800 personas murieron, muchos de ellos fueron arrastrados por las aguas agitadas que cubrieron gran parte de Miami Beach y Fort Lauderdale, 13 personas perdieron la vida en accidentes de tráfico mientras trataban de escapar de la ciudad después de la difusión de los medios de comunicación de que uno de los reactores nucleares en Turkey Point, una central nuclear a 38 kilómetros al sur de Miami, había sido destruida por la gran ola enviando una nube radioactiva sobre la ciudad.

El presidente, por supuesto, dijo que reconstruirían Miami, que el huracán no destruyó a la ciudad, y que los estadounidenses no debían darse por vencidos. Pero estaba claro que se trataba de un engaño, esta tormenta fue el principio del fin. El nivel del mar aumentó más de 1 metro, y el sur de la Florida estaba inundado, vulnerable y en bancarrota. Se realizaron intentos para blindar el litoral, la construcción de diques y elevar edificios, pero fue una tarea inútil. La costa de Miami Beach se había convertido en una serie de riscos de piedra caliza escarpadas desde mediados de la década de 2020, cuando el Estado, incapaz de diseñar un sistema de bombeo en la arena fresca, en una clara renuncia de la protección de las famosas playas del sur de Florida. En este último decenio, las visitas turísticas se desplomaron un 40 por ciento, incluso después de que la nueva legislatura de Florida aceptó los casinos, en un intento desesperado de obtener ingresos para la protección contra tormentas. La ciudad de Homestead, en el sur del Condado de Miami-Dade, que había sido arrasada por el huracán Andrew en 1992, tuvo que ser abandonada por completo. Miles de hogares de la zona fueron demolidas porque eran un peligro para la salud pública. En las zonas del país que eran habitables, sólo los más ricos podían permitirse el lujo de asegurar sus hogares. Las hipotecas eran casi imposibles de conseguir, sobre todo porque los bancos no creían que las viviendas continuaran estando allí otros 30 años. Con la marea alta, muchas carreteras estaban intransitables, incluso para los vehículos más modernos semiacuáticos.

Debido a la subida del nivel del mar se inundaron muchas partes de Florida, tardando semanas para que las aguas pluviales retrocedieran. El agua salada destruyó el cableado subterráneo, dejando grandes zonas de la ciudad en la oscuridad durante meses. Se perdieron los pozos de agua potable, y la Interestatal 95 estaba atascada con coches y camiones llenos de animales y objetos personales, debido a que cientos de miles de personas huyeron hacia el norte de Orlando, el terreno más elevado en el centro de Florida. Los desarrolladores elaboraron planes para nuevas construcciones sobre pilotes, pero pocos fueron construidos. Se propuso construir un nuevo puente de fibra de carbono flexible, para vincular Miami Beach con el continente, pero la ciudad en bancarrota no pudo asegurar el financiamiento y el proyecto no se pudo completar. Los rascacielos que habían sido construidos durante los mandatos de Obama fueron abandonados poco a poco y utilizados como base de operaciones de traficantes de drogas y traficantes de animales exóticos. Y aun así, las aguas seguían subiendo. A finales del siglo XXI, Miami se convirtió en algo completamente diferente: un lugar de buceo donde la gente podía nadar con tiburones y tortugas marinas y explorar los restos de una gran ciudad estadounidense.”

Y quien piense que se pueda encontrar a salvo, por supuesto, el sur de la Florida no es el único lugar del mundo que será devastado por los desastres naturales. Londres, Boston, Nueva York, España, Suramérica, Shanghái, etc… son muy vulnerables, como también son los países subdesarrollados como Bangladés. Pero el sur de Florida es único en el mundo, porque el 75 por ciento de los 5,5 millones de personas que residen al sur de Florida viven a lo largo de la costa. Pero las personas no son conscientes de lo inevitable, ya que los ríos de dinero fluyen en América Latina, Europa y más allá, se abren nuevos centros comerciales de lujo y la tecnología invade nuestras vidas. Pero la verdad ineludible es que el mundo está sufriendo grandes desastres naturales y ya son muchas las voces de científicos que afirman que Miami está en camino de convertirse en una “Atlántida” americana. Los expertos están más que seguros de que la vida en la gran metrópoli del lujo con más de 5,5 millones de personas se disolverá mucho más rápido de lo que la gente piensa. Harold Wanless, el presidente del departamento de ciencias geológicas en la Universidad de Miami, está seguro de lo que está por venir:
“Miami, tal como lo conocemos hoy en día, está condenada al fracaso. No es una cuestión de si ocurrirá. Es una cuestión de cuándo”.
Y según los expertos, esta catástrofe inminente se está haciendo notar en la propia economía, ya que las tasas de los seguros han aumentado, los precios de la viviendas han caído, lo cual frena el desarrollo de la infraestructura para combatir el gran tsunami. Pero la espiral hacia abajo continúa, las playas se deterioran y los hoteles ya no se llenan. Debido a que la economía de California se basa en el desarrollo y el turismo, la amenaza de la gran catástrofe está arruinando al estado, incluso antes de ser arrasada por la gran tormenta asesina.

Ya no se trata de una simple especulación por parte de los más apocalípticos, un gran tsunami en la costa de California es más que una realidad. Recientemente, el Servicio Geológico estadunidense alertó recientemente de que existe una falla en el Pacífico que podría crear olas de hasta ocho metros de alto. El Servicio Meteorológico Nacional “está trabajando a marchas forzadas para preparar a todos los residentes para comunicar la emergencia en cualquier momento”. Según el comunicado oficial, los pasos a seguir por los residentes del sur de California en caso de alerta de tsunami es tener preparado un equipo de primeros auxilios, un plan de emergencia, e informar de todos los acontecimientos, aunque puede ser que sea demasiado tarde.

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