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lunes, 10 de junio de 2013

Las lineas de Nazca

Todo comenzó en 1927 cuando un famoso arqueólogo llamado Mejia Xespe, fue informado sobre la presencia de unos misteriosos geoglifos o líneas trazadas sobre el suelo de la costa peruana. A pesar de lo interesante que era el tema, no se le dedicó mayor atención que el de clasificar el descubrimiento para su posterior estudio.
Pero fue ese mismo año, que llegó a Perú otro investigador, el doctor Paul Kosok, quien se mostró muy atraído por estas expresiones precolombinas, cuando en uno de sus primeros recorridos por el sur del país, al detenerse en lo alto de una meseta, pudo observar extensas líneas multiformes en ambos lados de la carretera, cerca de las montañas.
Grande fue su asombro cuando Kosok, el mismo día del descubrimiento, al proyectar los trazos en su tablero de aquellos supuestos caminos, pudo ver que uno de los dibujos adquiría la forma inconfundible de un pájaro en pleno vuelo.
Pero ¿había encontrado la llave del enigma? Kosok entendió que se hallaba silenciosamente esparcido en estos dibujos lo que podía constituir el Libro de Astronomía más Grande del Mundo.
Estas misteriosas líneas, se extienden en un perímetro de 50 kilómetros de longitud y 15 kilómetros de ancho, y en este citado perímetro están comprendidas cuatro pampas: Palpa, Ingeni, Nazca y Socos, localizadas entre los kilómetros 419 y 465 de la carretera Panamericana Sur. El suelo de aquella región, que además es una de las más secas y deserticas del mundo, es de color marrón, pero bajo esta primera capa se esconde otra de color amarillo, asi que cuando se camina por aquellos lugares una pisada deja una extraña y duradera mancha blanca que no deja de ser misteriosamente inquietante.
En 1946, Kosok regresó a su país no sin antes sugerir a María Reiche, que le había asistido en las investigaciones, continuar con el estudio de los dibujos que él había empezado a descifrar.
María dedicaría su vida a esa labor. Según M. Reiche suman más de treinta los geoglifos hasta hoy encontrados en las Pampas de Nazca. Se trata de animales marinos y terrestres, figuras geométricas y humanas. Entre los geoglifos de mayor tamaño están un pájaro de casi 300 m, un lagarto de 180 m, un pelícano de 135 m, un cóndor de 135 m, un mono de 135 m y una araña de 42 metros.
Estas dimensiones son motivo de admiración. Reiche comenta que “hay un ave tan grande que uno puede colocarse en la punta de una de sus alas y no se puede ver ni la cabeza, ni la otra ala, sólo es posible percibir unas pocas líneas sobre el suelo, se tendría que sobrevolar el área para poder apreciarla en su conjunto”. Por el contrario, la figura más pequeña encontrada hasta el momento es un espiral que tiene un diámetro de 3 metros.
Entre los diseños de los animales que se perciben en Nazca figuran: una ballena, un perro con patas y cola largas, dos llamas, diversas aves como la garza, la grulla, el pelícano, la gaviota, el colibrí y el loro. En la categoría de reptiles, un lagarto, que fue cortado al construirse la Panamericana Sur, una iguana y una serpiente. Por otro lado se encuentran las imponentes figuras del mono, la araña y el caracol, entre otros.

Al comienzo ningún arqueólogo pudo explicar la razón de su existencia, lo que dio pie a diferentes teorías: una de estas es la teoría extraterrestre sugerida por un arqueólogo aficionado de origen suizo llamado Erich von Däniken, según la cual el dibujo trapezoidal era una pista de aterrizaje para naves construida por extraterrestres que visitaron la Tierra hace mucho tiempo y el gigante retratado en la ladera de la colina (“El Astronauta”) es la figura del extraterrestre testimoniada por los nazcas.
Lejos de ser fantástica, aunque quizás las líneas no eran pistas de aterrizaje exactamente, como sugiere Däniken, esta teoría coincide en cierta forma con otras huellas similares de los “dioses de antaño” dejadas como testimonio de ese contacto. Después de todo… las líneas sólo se pueden apreciar desde el aire.
La teoría más aceptada por los científicos es la teoría del calendario. Según María Reiche los dibujos son el calendario y mapa de la bóveda celeste más grande del mundo, las incontables líneas que cruzan el desierto en todas las direcciones fueron usadas para observar los movimientos del Sol y la Luna. Usando este método los indios Nazca podían anunciar el cambio de estaciones y utilizar este conocimiento para la agricultura. Algunos de los animales dibujados indican la dirección en que una importante constelación estacional puede ser vista. Pero hay quienes discrepan con esta teoría, un fuerte viento estacional llamado Palaca sopla todo el año en esta región, a menudo es muy brumoso, aunque durante el día está despejado la mañana y la noche suelen estar cubiertas, antes del amanecer o después del atardecer esta muy oscuro para ver los dibujos, en otras palabras el desierto de Nazca no es el ideal para hacer observaciones meteorológicas.
Pero entonces ¿para qué fueron hechas estas líneas? Otra de las tantas teorías dice que la respuesta se halla en la cerámica Nazca, que es una de las obras maestras de la antigua civilización andina. Se caracteriza por sus colores vivos, todos los dioses Nazca diseñados en la cerámica tienen en sus bocas productos agrícolas, esto muestra la importancia que le daba este pueblo a la agricultura. Todos los dibujos de animales que aparecen en el desierto se repiten en la cerámica. La única diferencia es que los dibujos hechos en el desierto están hechos con una sola línea sin solución de continuidad, otra característica es que siempre hay un segmento del dibujo que queda abierto; los dibujos están hechos de un solo trazo sin interrupciones.

La tierra de los Nazca es árida, prácticamente no llueve en todo el año. De generación en generación los nazcas han sobrevivido trabajando la poca tierra a la orilla del río, plantando cereales apropiados al suelo arenoso. La tierra es pobre y seca, gracias a los pozos de agua han podido continuar con las actividades agrícolas.
El significado de las los dibujos de Nazca y la necesidad del agua, serían otra posibilidad. El espejismo del agua puede observarse en el desierto cuando los vientos se calman. Los dibujos del desierto quedan cubiertos por esta agua fantasma. Esto es precisamente lo que los indios Nazca deben de haber visto. La multitud de líneas en el desierto eran entonces acequias para canalizar el agua fantasma, los dibujos fueron hechos por una sola línea sin interrupciones para que pudieran servir como receptáculos de agua. Esto no es todo, la aparición del espejismo aproximadamente en diciembre coincidía con la llegada del “El Niño”, cada siete años. El clima seco que produce la corriente de Humboldt en la costa del Perú cambia abruptamente con la llegada de El Niño, el aire húmedo penetra en la costa provocando fuertes lluvias en el interior. Aunque El Niño provoca muchos daños en el mundo, para los indios Nazca fue un emisario que traía lluvias a la región, inclusive hace 1.500 años la existencia del El Niño era conocida. Era esto lo que los Nazca esperaban, el agua vivificante.

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