Pocas veces en la vida se pasa tanto miedo como en el momento en el que tú mismo, un familiar o ser querido debe ser hospitalizado e intervenido quirúrgicamente. Durante minutos, o incluso horas, uno es completamente vulnerable y la vida pende de un hilo, sabes que cualquier error médico te puede costar la vida o dejarte con graves secuelas. No es por eso de extrañar que existan tantas leyendas urbanas en relación a los hospitales, los errores médicos y las operaciones que salieron mal. ¿Pero cuánto hay de verdad y qué es falso en los relatos que casi todos hemos escuchado alguna vez?
Despertar en medio de una operación
Por desgracia es un peligro real y se estima que,
una de cada 1.000 personas que son intervenidas quirúrgicamente en el mundo, se
despierta durante la operación. Normalmente no se recupera totalmente la
conciencia y sólo se recuerdan fragmentos de la conversación del personal sanitario o un leve malestar. Las
técnicas han avanzado mucho y cada vez existen más métodos de monitorear al
paciente; por lo que, cuando se detecta que está recuperando la conciencia,
simplemente se aumenta la dosis de anestesia.
Pero existen multitud de testimonios de
individuos que sentían como su cuerpo permanecía inmóvil; incapaces de avisar
que estaban despiertos, no podían gritar, ni tan siquiera llorar, y nadie
parecía darse cuenta de que sentían dolor cuando cortaban sus cuerpos y urgaban
en su órganos. Incluso los que no sentían dolor, podían percibir claramente cómo
manipulaban su interior, y escuchar con claridad cómo su carne se desgarraba.
Sin duda, aquella es una de las mayores agonías que se pueden vivir.
Ejemplo: Erin Cook se sometió a
cirugía para la extirparle un tumor en su ovario. Recuerda haberse dormido con
la anestesia, pero minutos después despertó con un intenso dolor al sentir cómo
cortaban su cuerpo. Se sintió atrapada en su cuerpo, incapaz de moverse o
respirar. El hospital le informó después que un gas había estado cayendo durante
la operación y sólo recibió el 5% de la anestesia necesaria.
Objetos olvidados en tu interior
Durante una intervención quirúrgica se usa
diverso material que es necesario para la operación, como bisturís, gasas,
pinzas, tijeras, etc. En algunos casos, por descuido de médicos o enfermeras este instrumental se ha olvidado en el interior del
paciente y se ha cosido su cuerpo con esos objetos anómalos dentro. Esto puede
provocar gran dolor al paciente, fiebre, inflamación o incluso causarle una
infección que le puede costar la vida.
Ejemplo: Nelson Bailey dejó la sala de operaciones con una gasa
de 30 centímetros de largo por 30 de ancho dentro de su abdomen. Cuando los
médicos descubrieron su error y abrieron nuevamente su herida, la gasa estaba
podrida y había perforado sus intestinos.
Operar al paciente equivocado
Esta negligencia médica es la que más historias urbanas ha
generado, y es que es aterrador pensar que un error al verificar la identidad
del paciente puede ocasionar que se le practique una operación que no le era
necesaria. Una de las leyendas urbanas que más frecuentemente he escuchado es la del hombre que despertó con
una operación de cambio de sexo porque le confundieron con otro paciente con
nombre similar, pero no es la única, y en algunos casos el relato cambia y lo
que se le hizo fue amputar una pierna u operar a un paciente sano.
Ejemplo: A Kerry Higuera se le
practicó una radiografía de rayos X en el abdomen, a pesar que tenía tres meses
de embarazo. Los médicos la confundieron con otra paciente del mismo nombre.
Este procedimiento aumentó el riesgo del bebé de padecer leucemia o defectos de
nacimiento. Afortunadamente su hijo, Nathan, nació bien.
Operar el lado equivocado
Conocido médicamente como “error de lateralidad”, se podría
considerar una negligencia médica relativamente común
por la cantidad de noticias reales que circulan por la red . Casos como el de un
anciano peruano al que se le amputaron ambas piernas porque inicialmente se
equivocaron de lado, gente que queda ciega tras ser operada de un ojo sano o
incluso testimonios de personas a las que se les extirpó un riñon sano
obligándoles a vivir conectados a una máquina de diálisis hasta que reciban un
trasplante (si tienen esa suerte).
Ejemplo: Jorge Villanueva
Morales (un anciano peruano de 88 años) se quedó sin ambas piernas en enero del
2010, cuando le fue amputada su pierna izquierda por error; según su historia
médica, debía habérsele cercenado la pierna derecha.
Abusos sexuales mientra se está sedado
Son varios los casos probados y en los que se ha
sentenciado a varios años de prisión a médicos y enfemeros que, aprovechando que
los pacientes estaban bajo los efectos de la anestesia, violaron a sus víctimas,
la mayoría nunca supieron nada o no podían probar lo sucedido pues ni ellas
mismas sabían si había pasado realmente, ya que seguían atontadas después de la
intervención .
Ejemplo: Paul Patrick Serdula,
un enfermero anestesista, fue descubierto casi por casualidad cuando una
empleada de una clínica dental encontró una cámara oculta en el baño de mujeres. Cuando la policía fue a su casa, encontró
cientos de cintas en las que se le podía ver violando, sodomizando y manoseando
a varias paciente mientras estaban bajo los efectos de la anestesia, una de
ellas tan sólo tenía quince años. Fue sentenciado a cadena perpetua más 25
años.
Robo de órganos en la sala de operaciones
Esta es la única leyenda urbana en la que no he
podido encontrar casos reales probados. La historia contaría el caso de
personas, a las que por ejemplo, se les saca un riñón sano alegando que era
necesaria la operación para posteriormente trasplantar el órgano a una persona
que pagaría grandes cantidades de dinero a los médicos.
Pero éste no es el caso más escalofriante, otras versiones de la leyenda
aseguran que incluso muchas víctimas morirían en la mesa de operaciones en
intervenciones quirúrgicas que eran teóricamente rutinarias (como una
apendicitis) o simplemente no eran necesarias. De este modo, médicos sin
escrúpulos podrían extraer los órganos de la víctima en las condiciones óptimas,
en un ambiente esterilizado y sin despertar muchas sospechas.
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