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sábado, 2 de noviembre de 2013

La Casa de América: Un lugar fantasmagórico


Aunque hoy es un edificio para actividades culturales, el palacio está rodeado por una leyenda de secretos, incesto y fenómenos paranormales.

 Además de organizar seminarios, coloquios y encuentros con mandatarios de ambos lados del Atlántico, la Casa de América es una institución que destaca por su gran actividad cultural. En su sede se ofrecen ciclos de cine, conciertos y exposiciones, como la que recorre los 500 años de historia de la exploración del Océano Pacífico.
Este organismo tiene su sede en el palacio de Linares, ubicado en la madrileña plaza de Cibeles, un edificio sobre el que se cuentan inquietantes historias.
El palacio se comenzó a construir en 1877 por orden de los marqueses de Linares, José Murga y Reolid y su esposa, Raimunda Osorio y Ortega, que fijaron en él su residencia. 
La leyenda narra que Mateo Murga, padre del primer marqués de Linares, se opuso a la relación de su hijo con Raimunda, de la que se decía que era hija de una cigarrera de Madrid, y le envió a estudiar al extranjero para que se olvidara de ella.
Don Mateo falleció tiempo después y José, ya sin el impedimento paterno, contrajo matrimonio con Raimunda pero la historia popular cuenta que, un día, mientras ordenaba unos papeles de su difunto padre, encontró una carta que este no llegó a enviarle y en la que confesaba la razón por la que se oponía a sus amores con la joven. 
Al parecer ella era el fruto de una relación extramatrimonial que había tenido don Mateo con una cigarrera y, por lo tanto, José y ella eran hermanos.
Para entonces ya habrían engendrado a una hija, que supuestamente fue asesinada y emparedada en los muros del palacio. 
Otras versiones de la leyenda cuentan que la niña era hija de la marquesa y de uno de los criados, o bien del marqués y de una de las mujeres que trabajan en el servicio. 
En cualquier caso, la pequeña tuvo un funesto destino y el presunto espíritu de la niña Raimunda siempre sale a relucir en las historias truculentas que se cuentan sobre este palacio de la capital de España. 
No obstante, la única niña Raimunda de la que se tiene constancia documentalmente es Raimunda Avecilla, ahijada de los marqueses. Más conocida como Mundita quien fue, además, la persona que heredó el palacio cuando sus padrinos murieron.
No se sabe muy bien cómo nació esta leyenda sobre el palacio de Linares, pero la historia de este lugar y la de sus moradores siempre han despertado la curiosidad de los madrileños.
Según cuenta Francisco Azorín en el libro “La Castellana, Escenario de Poder” y recoge María Isabel Gea Ortigas en “Los Fantasmas del Palacio de Linares”, los marqueses de Linares, en sus últimos años, y después los condes de Villapadierna, apenas hicieron vida de sociedad. 
Luego, el edificio fue vendido y alquilado en sucesivas ocasiones pero, al tratarse de un monumento histórico, no podía ser modificado, lo que obstaculizó notablemente su utilización.
Poco a poco la oscuridad se fue adueñando del ovalado salón de baile, del tocador, del salón chino y de la escalera principal. 
“Esta continua clausura siempre intrigó a los ciudadanos capitalinos, que cuando pasaban por el silencioso palacio se subían a la verja e intentaban atisbar el interior. Su aspecto silencioso exigía leyendas, misterios. Pronto comenzó a murmurarse entre los vecinos de la villa que un fantasma, al anochecer, recorría los salones alumbrado por una lamparilla”, relata Azorín.

Esta atracción tuvo su punto culminante en 1990 cuando salieron a la luz los resultados de una investigación que hizo en el inmueble un equipo de personas dirigido por una supuesta doctora. 
“Las puertas se abren solas. Las losas se descolocan sin que nadie las empuje. En breves momentos se registran temperaturas de 10 grados bajo cero. Suena música de órgano y de violín. Se ven sombras y globos de luz que solo aparecen en fotos. Se oyen canciones infantiles, desgarradores lamentos y peticiones de perdón, recogidos en grabadoras metidas dentro de cámaras aisladas”, publicaba el diario español El País en su edición del 30 de mayo de 1990 a modo de resumen de dicho estudio.
“Según el informe enviado al Ayuntamiento de Madrid, en 22 fotografías se recogieron supuestos hechos paranormales manifestados en forma de manchas de luz. La doctora entregó a El País dos negativos en color de estas 22 fotos, pero el revelado -en blanco y negro- realizado en el laboratorio del periódico, no desveló ninguna mancha de luz”, señalaba este diario.
Aunque fueron las psicofonías las que más dieron que hablar. En ellas podían oírse ruidos extraños, gemidos y voces que pronunciaban inquietantes frases como: “Estamos aquí”; “Mamá, mamá, nunca oí decir mamá” o “Mi hija descansa, mi hija Raimunda”. No obstante, existen serias dudas sobre la autenticidad de dichas grabaciones. 
Todo esto convirtió la leyenda del palacio en algo absolutamente irresistible para los curiosos. 
Tanto que, según refleja la prensa de la época, unas doscientas personas saltaron las verjas del palacio para ver a los fantasmas e incluso tuvo que intervenir la policía.
Desde entonces, el rumor de que este edificio era una casa encantada no paró de crecer y aumentaron también las especulaciones sobre la vida privada de los marqueses de esta fascinante casa española.
Sin embargo, durante su vida, don José y doña Raimunda se distinguieron por sus actos benéficos, ya que fundaron hospitales, hospicios y casas de caridad en distintos puntos del país.
En este sentido, Torcuato Luca de Tena, en un artículo publicado por el diario “ABC” del 6 de junio de 1990, afirmaba que don José de Murga “fue uno de los mayores filántropos de su tiempo”.
Resulta injusto que unas personas que destacaron por su altruismo sean recordadas como supuestos asesinos, incestuosos o emparedadores. Pero lo cierto es que, real o no, la trágica historia de esta familia sigue generando fascinación.
“El hecho de que los marqueses de Linares llevaran una vida más como hermanos que como marido y mujer, sumado a la circunstancia de que no tuvieron hijos, alimentó una leyenda que ha llegado a nuestros días”, señala María Isabel Gea Ortigas en su libro “Los Fantasmas del Palacio de Linares”. 
Asimismo, la periodista expresa que, probablemente, la verdadera historia de los marqueses nunca llegue a conocerse, aunque no le cabe duda de que se trata “de una gran historia de amor con final triste”. (EFE Reportajes)
- La continua clausura del edificio intrigaba a los vecinos. “Cuando pasaban por el palacio se subían a la verja e intentaban atisbar el interior. Pronto comenzó a murmurarse que un fantasma, al anochecer, recorría los salones alumbrado por una lamparilla”, relata Francisco Azorín en su libro “La Castellana, Escenario de Poder”.
- “El hecho de que los marqueses de Linares —dueños del palacio— llevaran una vida más como hermanos que como marido y mujer, sumado a la circunstancia de que no tuvieron hijos, alimentó una leyenda que ha llegado a nuestros días”, señala María Isabel Gea Ortigas en su libro “Los Fantasmas del Palacio de Linares”.
- En 1990 salieron a la luz ciertas imágenes y psicofonías supuestamente grabadas en el inmueble. Todo esto resultó absolutamente irresistible para los curiosos. Tanto que, según refleja la prensa de la época, unas doscientas personas saltaron las verjas del inmueble para ver a los fantasmas e incluso tuvo que intervenir la policía.

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