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sábado, 2 de noviembre de 2013

Un hallazgo muy Macabro

Hace unos 1.000 a 1.200 años, un joven vikingo fue enterrado en una isla escarpada en el mar de Noruega. Un nuevo análisis de su esqueleto y de otros cuerpos enterrados cerca, muchos sin cabeza, sugiere que algunos de los muertos podían haber sido esclavos ofrecidos como lúgubre tributo a sus difuntos amos.
Casco y armadura vikinga.
En Flakstad, Noruega, los restos de diez personas fueron encontrados enterrados en sepulturas múltiples. Los análisis efectuados recientemente revelan que las víctimas estaban decapitadas y tenían una dieta muy diferente al individuo principal con el que fueron enterradas.
“Proponemos que la gente enterrada en estas sepulturas dobles y triples provienen de estratos diferentes de la sociedad vikinga, y que los esclavos bien pudieron ser ofrecidos como presentes al difunto”, dice la co-autora del estudio Elise Naumann, arqueóloga de la Universidad de Oslo.
Desde aproximadamente el año 790 hasta el 1100 d.C., los vikingos fueron ávidos navegantes y feroces guerreros que a menudo tomaban esclavos como botín de sus batallas. Pero este estilo de vida no era un trabajo a tiempo completo.
“En la vida cotidiana muchos vikingos eran granjeros que dependían de sus esclavos o servidumbre para realizar el arduo trabajo de agricultura. Mientras algunos sirvientes eran tratados bien, otros eran forzados a padecer labores físicas extenuantes. Era común que a veces las mujeres fueran usadas como esclavas sexuales, y cualquier hijo resultante de ello podía convertirse en el niño amo o bien ser tratado como otro servil esclavo”, aclara Naumann.
Si bien muchas tumbas vikingas se descubrieron a principios de los 1980′s, en aquel tiempo solo fueron excavadas parcialmente. Debido a esto algunas han resultado levemente dañadas por las cosechas modernas. No obstante, pudieron desenterrarse artefactos tales como collares, huesos de animales y unos pocos cuchillos.
Los arqueólogos pronto notaron que cuatro de los cuerpos sepultados no tenían cabeza mientras que otros estaban intactos. Eso llevó a pensar que los cuerpos decapitados pertenecían a esclavos sacrificados y enterrados con sus amos.
Escena de la película Valhalla Rising (2009)

Para reforzar su noción, Naumann y sus colegas analizaron los esqueletos en busca de ADN mitocondrial (ADNmt), el cual es transmitido por línea materna. El equipo encontró que los cuerpos enterrados en el mismo lugar no tenían parentezco, al menos no del lado materno.
El próximo paso fue analizar la tasa de isótopos de carbón y nitrógeno, o elementos con diferentes pesos moleculares, en los huesos de los antiguos escandinavos.
Debido a que la comida proviene del mar o de la tierra, contiene distintas proporciones de isótopos pesados y livianos, y por ende la concentración de estos químicos en los huesos es capaz de revelar el historial dietario de la gente.
Los resultados demostraron que las personas decapitadas comían más proteínas de pescado, mientras que las otras se alimentaban con comida proteínica de tierra, como carne y lácteos. Esto sugiere que a pesar que los cadáveres están enterrados juntos, pertenecen a diferentes clases sociales.
A pesar que el sacrificio ritual no era una práctica común de la sociedad vikinga, tampoco era algo ajeno a ellos.

Este hallazgo será detallado en un próximo número de la Journal of Archaeological Science.

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