El 30 de octubre de 1999, el colombiano
Luis Alfredo Garavito Cubillos confesó haber matado a 142 niños de los
cuales sólo se han encontrado los restos de 114. Los cadáveres mutilados
de las víctimas se descubrieron en una zona de 60 poblaciones de unas
11 provincias colombianas. La mayoría de los cuerpos presentaban signos
de que la víctima fue atada y violada brutalmente, decapitada y apuñalada.
Las autoridades no tienen una cifra
definitiva pero se cree que pudieron llegar a ser 182 los asesinados. El
perfil de las víctimas era claro, eran todos niños varones de edades
comprendidas entre 6 y 16 años, pobres y con rasgos físicos similares;
delgados, rostro bonito y cabello castaño.
Durante la confesión de más de cuatro
horas delante del juez y del psicólogo, Garavito mostró un cuaderno
donde tenía su propia estadística. En las páginas había 140 líneas, cada
una de ellas pertenecía a un niño asesinado.
Pero las investigaciones a nivel
nacional de los asesinatos no empiezan hasta que en 1997 se encuentran
36 cadáveres en descomposición cerca del término de la ciudad de
Pereira. Las autoridades, confundidas por tanta barbarie no llegaron a
una conclusión definitiva y dejaron abiertas varias hipótesis, desde
sectas satánicas, tráfico de órganos, prostitución infantil o un asesino
en serie.
El 23 de junio de 1998 aparecieron 3
cadáveres en Génova. Durante la investigación y por casualidad, se supo
que en otra zona del país se había enviado una orden de captura contra
Luis Alfredo Garavito Cubillos por la violación y muerte de un niño a
quien le habían cortado la cabeza y cercenado el pene, que luego le
introdujeron en la boca.
Más tarde, en el mismo año se
descubrieron 12 osamentas de niños a las afueras de Villavicencio, uno
de los niños fue decapitado. Días más tarde, se encontraron nuevos
cuerpos, pertenecían a nueve niños de edades comprendidas entre 7 y 16
años.
El
22 de Abril de 1999 en la plaza Centauros, en Villavicencio, Luis
Alfredo Garavito Cubillos se dirigió a John Iván y cuando estuvo lo
suficientemente cerca, le mostró un cuchillo obligándolo a subir con él a
un taxi. Siguiendo sus órdenes el niño hizo el trayecto en taxi sin
abrir la boca hasta las afueras de la ciudad. Llegaron a un lugar
despoblado y solitario donde nadie pudiera escuchar los gritos del
chico. Seguidamente, y cuando el asesino se aseguró tras una alambrada,
obligó a John a quitarse la ropa, lo ató, lo hizo caminar hasta que el
cansancio se apoderó de él. Fue entonces cuando intentó violarlo y en
ese preciso momento se le desató el nudo del pañuelo que cubría su boca y
empezó a gritar, era la única forma de salvar su vida. "Oiga,
hijueputa, qué está haciendo", dijo un joven que escuchó los gritos de
John y se acercó para socorrerlo. Garavito, al ser descubierto, desató a
John para ir a esconderse en el bosque pero éste consiguió escapar, los
dos niños corrieron y consiguieron huir de uno de los asesinos más
calculadores de la historia.
La ayuda de John Iván fue clave para la detención de Luis Alfredo Garavito.
Gavarito era el mayor de siete hermanos.
Su padre lo batió en varias ocasiones y fue violado por dos vecinos.
Llegó a convertirse en alcohólico, y estuvo en tratamiento por sus
constantes depresiones y tendencias suicidas. Aseguró que la mayoría de
los asesinatos que cometió, los hizo en estado de embriagadez. Trabajó
como vendedor ambulante de estampillas e iconos religiosos, conocido por
todos como "Goofy", "el loco" y el "el sacerdote". De esta manera, ganó
la confianza de sus víctimas en las calles, ofreciéndoles bebidas y
dinero.
Las autoridades detuvieron previamente a
un tal Pedro Pablo Ramírez (otro de nuestros asesinos en serie que
puedes leer en nuestra web), de 29 de los asesinatos. Todavía está por
esclarecer este dato puesto que no se sabe con certeza si Ramirez y
Garavito eran la misma persona.
De diciembre el 31 de 1998, el policía
colombiano arrestó Ramirez en la conexión con el asesinato de 29 niños.
Los cuerpos de los niños - muchas partes del cuerpo y muestras que falta
de la demostración de la tortura - fueron encontrados en dos sepulcros
totalmente separados. El primer sepulcro, encontrado el 12 de noviembre,
fue descubierto cuando un muchacho que caminaba por un césped, vio un
cráneo en los arbustos. Las autoridades que cavaron, encontraron varios
esqueletos incompletos y 13 cráneos. El segundo descubrimiento fue una
semana más tarde en un río situado bajo una carretera de la ciudad. Los
investigadores han ligado a Ramirez, quién había estado previamente en
la prisión, por lo menos a tres matanzas en Pereira y posiblemente otras
tres en una ciudad próxima de Armenia.
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